LAS CLAVES DE LA BRÚJULA

Alguien tenía que decirlo: "La mejor Meryl Streep es la que hace de señora normal"

Nuestra sección "Alguien tenía que decirlo" con José Ignacio Wert.

ondacero.es

Madrid |

Esta vez el tema es de la más rabiosa actualidad. La hemos visto estos días en todas las portadas, ha ocupado muchos minutos de radio y televisión… si yo dijera simplemente actriz, quizá el primer nombre que le venga a la cabeza a la mayoría sea el de ella: Meryl Streep. Y si ya la pregunta fuera “¿cuál es su actriz preferida?” sabemos que su nombre será la respuesta de la totalidad de sus compañeras de profesión nacidas después de 1975. La que Bette Davis consideró su sucesora.

Cuando se anunció su recién concedida Palma de Oro honorífica en el Festival de Cannes hubo comentarios maliciosos que decían que qué le aportaba… evidentemente a ella nada… es el Festival francés el que se sirve de para obtener más espacio mediático.

A punto hemos estado de birlarle la sintonía de Manhattan a David Mejía para ilustrar los primeros pasos de Meryl Streep en la segunda mitad de los setenta, donde estuvo en la miniserie Holocausto, en Julia de Fred Zinemann, en El cazador de Michael Cimino… así hasta la esposa que plantaba a Dustin Hoffman en Kramer contra Kramer, esa película que rompió esquemas por mostrar ¡un padre de familia en el supermercado! El primero de sus tres Oscar y la segunda de sus 21 candidaturas.

Se ha enfrentado con 66 actrices, siendo la mayor Katherine Hepburn y la más joven Emma Stone. Tres veces con Glenn Close, con quien la suelen confundir, “¡nos encantaste en Atracción Fatal!”. Y aquí empezamos con el problema.

Se descubrió no sólo que Meryl Streep tenía un talento natural para el drama… es que era muy buena imitando acentos… y eso llevó a que Meryl se especializara…en papeles muy de composición.

Polaca en La decisión de Sophie, danesa en Memorias de África, italiana en Los puentes de Madison y todos los acentos del inglés que imaginarse quepan: Australia en Un grito en la oscuridad, Irlanda en el Baile de agosto y el acento británico de Inglaterra, digamos, en La mujer del teniente francés, La dama de hierro y en otras varias. Pero esa no es la Meryl Streep que nos gusta. La mejor Meryl Streep no es la de los trabajos de composición y los acentos raros… ¡no!

Alguien tenía que decirlo: La mejor Meryl Streep es la que hace de señora normal. Una Meryl Streep que interprete a una mujer corriente, más o menos de su edad y generación. Las Horas, El ladrón de orquídeas, No es tan fácil, Si de verdad quieres, Ricky…

En Se acabó el pastel le tocó hacer prácticamente de Nora Ephron, no lo disimulaba ni el pelo, Nora Ephron sobre qué es eso de que te interprete Meryl Streep. También hizo, de alguna manera, de Carrie Fisher en Postales desde el filo. Aquí tenemos que abrir una grieta en la línea argumentativa.

Es verdad que con el paso de los años estamos dispuestos a admitir que existe una tercera vía: esos personajes reales que ha interpretado en la edad madura y que ha sabido ya hacer suyos traspasando las imitaciones raras. Además periodísticos: el trasunto de Anne Wintour en El diablo viste de Prada, Julia Child en Julie and Julia y Katherine Graham en Los archivos del pentágono. Pero podemos abrir incluso una cuarta vía: y nos vamos a adentrar en ella por la vía de la canción.

Cantando en el desopilante número inicial de La muerte os sienta tan bien o qué fácil es imaginar un musical horroroso que sólo entusiasma al personaje de Bruce Willis. No nos centraremos en las otras veces que ha cantado, que lo ha hecho en películas tanto musicales como no, vamos a pasar de puntillas por Mamma Mia!, pero si destacaremos su vis cómica, no lo suficientemente explotada.

Tiene mucha mala leche que funciona bien en comedia. Es que podría haber sido una especialista incluso. Pero el maldito drama secuestró buena parte de su filmografía. ¿Y ahora qué? A punto de cumplir 75 años, parece que se ha instalado en la vida de las series y las películas de plataforma. Quién sabe: quizá no volvamos a verla haciendo un dramón imitando un acento.