Jorge Freire presenta en 'La brújula' La banalidad del bien, un libro divertido, provocador y sugestivo, con la cortesía de la brevedad.
El autor nos explica que, generalmente, todos hemos oído hablar de la banalidad del mal, el que estudió Hanna Barent en relación a un jerarca nazi que cometió algunos desmanes porque recibía órdenes, se encogía de hombros ante lo que le mandaban y no se planteaba aquello que tenía que ejecutar. Aclara Freire que ese es el mal banal.
A él le interesa el bien banal, "aquello que pasa por bien cuando en realidad es una serie de bienes vendidos al peso". "Aquello que nos venden como bueno, cuando en realidad no son más que golpes de efecto y exhibicionismo moral. Virtuosismo, pero no virtud", añade el autor.
Identifica la palabrería como uno de los grandes problemas de esta moralización de la vida. "Con las palabras sucede como con las monedas, cuantas más hay, terminan devaluándose", comenta. Sostiene que cuantas más opiniones manifestamos, "más difícil es que luego nos hagamos cargo de ellas".
Considera que debido a "la inflación a la que se ha sometido la palabra", muchas palabras y expresiones ha dejado de "ser significativas". Sitúa
Inflación a la que se ha sometido la palabra, ha provocado que muchas palabras y expresiones "dejen de ser significativas". Pone como ejemplo la palabra crisis. Expone que al perder su significado, ahora colocamos 'grave' por delante, "porque crisis sólo no nos dice nada'.
