en la brújula

La banda sonora: 50 sombras de Puigdemont

La sección de Pablo Pombo en La Brújula en la que mezcla el cine con la actualidad política.

ondacero.es

Madrid |

Si la actualidad es un espanto, tiene sentido que recurramos a películas espantosas para descodificar lo pasa.

Hoy vamos fuertes. Vamos a desnudar la relación entre dos de los protagonistas de la legislatura. No tenemos más remedio que hacerlo porque ayer, trató de filtrarse desde el Partido Socialista la idea de que estaban muy sorprendidos y muy enfadados por la sesión de humillación que les aplicó Junts en el Parlamento. Y, claro, la sorpresa y el disgusto no se entiende bien. No encaja. Uno no puede enfadarse cuando se mete voluntariamente en el cuarto oscuro de un sádico y sale sin que le hayan regalado un ramo de flores. Esa es la película. Hoy proyectamos: 50 SOMBRAS DE PUIGDEMONT.

La película, como los informativos de cada día, funciona desde una falsedad inicial. La fantasía de que el sádico puede ser controlado. La romantización de lo que sólo es un ejercicio de sumisión voluntaria. Es lo que se desde el primer encuentro, la chica se engaña creyendo que el chico puede ser un corderito. Y el chico, el lobo, marca el control en la conversación y en la gestión.

Desde el primer encuentro, Grey Puigdemont sabe lo esencial de la chica. Sabe que su inocencia es fingida y sabe que, tirando y soltando de la cuerda, podrá llevarla por donde quiera. Por eso, no tarda en visitarla en su centro de trabajo: una ferretería, con una primera lista de la compra que deja las cosas claras. Va de frente con la Señorita Steel Sánchez: pone las cartas sobre la mesa.

Es curioso, antes no había bridas en la tienda, fue lo que le contó a toda la clientela. Seguro se acuerdan todos los espectadores. Y lo saben todos los espectadores, es la amnistía. Algo que desde luego este gobierno no va a aceptar y que, desde luego, no entra en la legislación ni en la constitución española. El caso es que ella le entrega la amnistía, digo las bridas, sin rechistar, rápido además. Pero Grey Puigdemont tiene apuntadas más cosas en la lista.

Puigdemont quiere las dos cintas para evitar sorpresas en la justicia. Una para el Tribunal Supremo, y la gruesa, de la marca Pumpido, para el Constitucional. La aplicación y la amplitud de la aplicación en la Ley de amnistía, pues al final todo se dirimirá en una instancia superior, en este caso en el Tribunal Constitucional, ¿no? Obediente, la Señorita Steel Sánchez pone la cinta adhesiva en la cesta del Señor Grey. Y se muestra dispuesta a cumplir con cuántas demandas sean necesarias.

La cuerda de la soberanía es larga, para ir atando la capacidad del estado de dar respuesta al nacionalismo. Para los símbolos (el catalán en Bruselas) y para las competencias relacionadas con la soberanía. Luego hablaremos de eso. Pero pasemos a la primera cita. La compra en la ferretería no era un pacto de legislatura, sino sólo de investidura. Por lo que, otra vez, toca ser explícito. Sin matices: durante toda la legislatura, cada día en el Congreso de los Diputados será una sesión distinta que empieza desde cero.

Y se lo explicó, vaya si se lo explicó. Aquí debo recordar la frase, pido disculpas a la audiencia, de que Sánchez tendría que aprender a mear sangre. Sesión a sesión de sado, le han ido explicando la conveniencia de tener un orinal bajo del sillón del escaño azul. Sin embargo, se da la circunstancia de que el sanchismo no aprende y romantiza. Se engaña y nos engaña.

Al bueno de Cerdán, le tuvieron en el sótano de un hotel de Bruselas y le metieron en el despacho de la reunión bajo una foto enorme de las urnas de plástico. Le humillaron con una manzana en la boca. Y vuelve a por más. Nunca aprenden. Siempre salen de cada sesión pensando que es la última. Y ceden lo que indecible pensando que no habrá que ceder más. Pero siempre hay más.

Cuando se anuncia la siguiente degradación, los minions del sanchismo dicen siempre que no pasará y todos los ministros y todos los dirigentes del PSOE, proclaman que Sánchez nunca, jamás, cruzará el umbral. Pero… ¿De qué umbral hablamos? ¿Qué aguarda a la Señorita Steel Sánchez al otro lado de la puerta de Grey Puigdemont?

El cuarto oscuro. El sometimiento de la ideología a cambio de un poquito más de agonía. La sumisión a la xenofobia, el uso de los menores migrantes como mercancía. El bozal del supremacismo sobre las siglas del Partido Socialista Obrero Español. La degradación moral. La lástima que cualquiera siente al escuchar estas palabras de hace unos años.

Es más, tan ultraconservador y racista son las declaraciones de VOX como los pensamientos y los escritos del Señor Torra. Hoy podría decirse que Torra casi pertenecería al ala moderada de Junts porque su partido es el más escorado a la extrema derecha de todo el estado español. Por lo tanto, puede afirmarse que la última cesión sanchista en materia de migraciones es una deshonra a España y el deshonor al PSOE.

¿Merece la pena ese precio a cambio de seguir en el gobierno sin poder gobernar? Yo creo que no. Les han reventado otra votación. Y después vendrá otra cesión que no será mejor, y luego otra. Por eso, humildemente, me atrevo a pedirle a los dirigentes actuales del sanchismo, que aprendan y nos hagan al favor de no fingir enfado ni sorpresa. No sea que al final, acabemos pensando que encima disfrutan sufriendo la humillación. Hagan lo posible para que no se les note. Hay niños mirando.

Bueno, pues esta es la peli. 50 sombras de Puigdemont, una parodia más dura que la original.