Hace tiempo existió un pintor capaz de captar la fugacidad de un instante. Un artista que dejó plasmado en cada uno de sus cuadros los paisajes, el verano, la luz y el color del Mediterráneo. Hablamos de Joaquín Sorolla, una de las figuras más relevantes del impresionismo en España.
Este año, 2023, se cumplen cien años de su muerte; y el Museo Sorolla y la Fundación Museo Sorolla han querido hacer un homenaje al artista con la exposición "¡Sorolla ha muerto! ¡Viva Sorolla!" que cualquiera que desee puede visitar hasta el mes de junio, en Madrid.
Un recorrido que repasa los tres últimos años de la vida del artista y la repercusión que tuvo su muerte en la cultura y la sociedad de su época, además de los diferentes homenajes que le dedicaron.
Son los últimos pasos de este pintor valenciano. Incansable, que cosechó un gran reconocimiento no solo en nuestro país, sino también a nivel internacional. Un hombre que dijo adiós al mundo en 1923, en Cercedilla y que dejó los pinceles solo tres años antes, cuando estaba retratando a la esposa del escritor Ramón Pérez de Ayala, Mabel Rick.
Lo que él nunca sabría, es que su arte y sus pinturas seguirían adornando los cuadros de coleccionistas y museos más de cien años después de ser pintados.