Un año y casi 4 meses de guerra en Ucrania y, mucho nos tememos, parece que hay aún mucha guerra por delante. Lo cierto es que durante todos estos meses se han sucedido todo tipo de sucesos bélicos que podrían hacernos pensar (por entonces) que iban a marcar el signo de la guerra.
Por ejemplo, podría parecer en febrero del año pasado que iba a ser coser y cantar para el ejército ruso, cuando una impresionante columna de tanques avanzaba a poco menos de 150km de la capital ucraniana, Kiev.
Pero no, pronto Rusia se vio obligada a reducir sus objetivos bélicos después de constatarse la dura resistencia de las fuerzas ucranianas. Poco después los soldados del Kremlin ya se centran en las regiones del sur, con cierto éxito, llegando a ocupar una capital de provincia, Jerson, mientras cientos de miles de civiles ucranianos huyen del país.
Pasaron los meses y llegó un largo y durísimo invierno para los ucranianos, con la estrategia rusa basada en castigar una y otra vez la infraestructura energética del país.
Mientras, prácticamente durante toda la guerra, ingentes cantidades de casi todo tipo de armamento ha ido llegando a Ucrania procedente de Estados Unidos y muchos países europeos para ayudar a Ucrania a defenderse.
Ataques, contraataques, bombardeos, incursiones se han ido sucediendo las maniobras de unos y otros hasta llegar donde estamos hoy y eso es precisamente lo que nos preguntamos en torno a la guerra en Ucrania, ¿Dónde estamos? ¿A qué punto hemos llegado?
Hablamos con Francisco José Gan Pampols, Teniente General en la reserva, que nos explica que es muy complejo materializar de una forma, clara, definida y decisiva una contraofensiva en un frente de unos 1.200 kilómetros.
Gan Pampols define esta guerra como una guerra "a chispazo" con cambios de objetivos estratégicos. Añade el Teniente General que el centro de gravedad de Ucrania es "garantizarse el apoyo continuo económico y material por parte de los aliados y países participantes". Porque según explica si eso decae Ucrania desaparece.
