La Inteligencia Artificial se ha convertido en una tecnología cada vez más omnipresente en nuestras vidas. Desde los asistentes virtuales en nuestros teléfonos inteligentes hasta los algoritmos que impulsan los sistemas de recomendación en plataformas de streaming, la IA está transformando la forma en que interactuamos con el mundo. Sin embargo, con este rápido avance tecnológico surgen desafíos significativos que deben abordarse, especialmente en términos de regulación.
La regulación de la Inteligencia Artificial es un reto apremiante en la era digital actual. Si bien ofrece grandes promesas, también plantea preocupaciones que deben abordarse para garantizar su desarrollo ético y responsable. La creación de un marco regulatorio sólido, basado en principios clave y en colaboración con diversos actores, es fundamental para aprovechar los beneficios de la IA y minimizar sus riesgos.
Lo escrito anteriormente es lo que dice el CHAT-GPT, la más conocida IA, cuando le preguntas por los riesgos y la necesidad de regulación de ella misma. Y es que en las últimas semanas han sido varios los creadores de esta nueva tecnología los que han pedido públicamente que se le pongan límites. Como Geofrey Hinton, al que llaman padrino de la IA, que a finales de marzo abandonaba su cargo en Google para, según dijo, “hablar libremente de los peligros de la IA” al tiempo que advertía de que se está desarrollando de forma más rápida de lo previsto y que llegaría el momento en el que “no seremos capaces de saber lo que es verdad”.
También Samuel Altman, CEO de OpenAI, empresa creadora del CHAT-GPT decía ante un comité del Senado de EEUU sus peores temores son que causen un cambio significativo al mundo, que si esta tecnología sale mal puede acabar muy mal.
Esta misma semana los pioneros de la IA y expertos en la materia han publicado una carta en la misma línea advirtiendo de que esta tecnología pone a la humanidad en peligro de extinción. Si lo dicen sus propios creadores y la misma IA pues habrá que tomárselo en serio. Para hablar de los riesgos que representa la IA y la necesidad o no de su regulación recurrimos a una inteligencia humana especializada en la cuestión, Carlos Gómez Rodríguez, Catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad de la Coruña. El catedrático asume que la IA traerá mejoras en la calidad de vida, pero que eso no quiere decir que no haya que tener cuidado en cómo usarla. Admite que las personas que investigan este campo tecnológico se han asombrado del desarrollo tan rápido que ha tenido. No obstante, es importante que haya una regulación sobre ella, que ha de ser internacional y no cada uno por su lado.