Es conocida como “la droga zombie”. El fentanilo circula desde hace años por Estados Unidos, donde Joe Biden lo ha calificado una plaga. Esta sustancia se ha convertido en uno de los principales problemas de salud en países como EEUU o México. Es una droga sintética, un opioide, aprobado para usos médicos por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos. En su uso legal se emplea para tratar a pacientes con fuertes dolores. Pero, cuando se utiliza de forma recreativa, fuera del contexto médico, esta poderosa droga puede ser mortal.
Una de las razones por las que se ha extendido de una forma tan rápida es que supone una solución barata para hacer frente a dolencias. Y en un país como EEUU, donde la sanidad pública es limitada y los medicamentos muy caros, los pacientes recurren muchas veces al mercado negro para tratar el dolor. A partir de ahí, empieza la adicción. El fentanilo es 50 veces más potente que la heroína, 100 veces más fuerte que la morfina y ha invadido el mercado de las drogas en los EEUU.
Barato de producir, muy adictivo y letal. Es la principal causa de muerte por sobredosis en EEUU; más de 106.000 personas solo en 2021. España tampoco escapa a este problema. Unos 600 fallecidos por consumo de fentanilo en 2018. Una cifra que evidencia un bajo nivel de abuso, pero también la falta de control de las personas con adicción. Aunque las cifras en España están muy lejos de las de Estados Unidos el último sondeo del Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad revela que el fentanilo es el tercer opioide más utilizado, por detrás de la codeína y el tramadol y por delante de la morfina, que ha bajado del 14,7% al 6,9.
Francisco Pascual, presidente de la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y otras Toxicomanías, muestra su preocupación por el uso del fentanilo porque "muchas veces no se hace de la forma correcta". Explica Pascual que para la cura de algunas enfermedades, como la migraña, el efecto que produce es el contra indicado.