Hoy en nuestra sección de Filosofía Mundana, Javier Gomá nos habla de las grandes obras de la cultura.
El domingo pasado asistimos a dos grandes éxitos: el de Alcaraz y el de la Selección española de fútbol. Los dos realizaron la proeza de siete victorias seguidas y obtención de la copa correspondiente.
Hay una diferencia entre los dos éxitos: el primero es individual, el segundo colectivo. Que lo colectivo no es igual a la suma de sus partes se demuestra en el propio equipo de Inglaterra, que estaba formado por individualidades probablemente superiores, pero, unidas, incapaces de crear una buena formación nacional.
Propongo razonar sobre esas creaciones colectivas de la cultura. Las grandes obras de la cultura y de la ciencia normalmente tienen un autor con nombre: el descubrimiento de la ley de la gravedad o de la penicilina lo mismo que el autor de la Odisea o de la Divina Comedia.
Hay también obras individuales que, por voluntad o sin ella, han permanecido anónimas.
Pero yo me refiero ahora a esas obras colectivas anónimas. Ejemplos:
- Lenguaje
- Costumbres
- Instituciones: El Estado de Derecho, la democracia liberal
- Ideas: dignidad, la igualdad
Ninguna de estas creaciones tienen autor individual y, sin embargo, son originalísimas.
Conclusión: además de una inteligencia individual, existe una inteligencia colectiva o inteligencia de la especie.
En esto fundamento mi difuso optimismo en la especie humana, pese a todas las catástrofes que nos rodean.