Estados Unidos nos ha proporcionado en los últimos días una historia tan entretenida como confusa: la de los posibles globos espía, que al principio parecía que eran chinos, después se dijo que eran objetos no identificados (perdón, FANIs) y ahora resulta que no hay pruebas de que sean chinos ni de que sean globos. Entre medias algunas autoridades han asegurado que “no descartan ninguna explicación”, tras lo cual el gobierno de Biden ha tenido que aclarar que no hay ningún indicio de actividad extraterrestre.
Un buen lío, como pueden comprobar. Para intentar traerlo a un terreno más racional hemos convocado hoy a nuestro divulgador científico, Alberto Aparici. Lo primero que te quiero preguntar es si es de verdad anómala esta proliferación de objetos no identificados o si, para los ojos de un científico, es algo “normal”.
Bueno, lo ideal sería opinar con datos sobre los objetos de los últimos días, para saber si tenían algo de anómalo. Por desgracia no se ha hecho público casi ningún detalle sobre ellos, salvo que alguno de ellos parecía moverse a la deriva, así que es difícil decir nada sobre estos objetos en concreto. Pero hay una reflexión que os ofrezco: ¿Son los objetos no identificados los que están proliferando… o son las cámaras, los radares, los sensores infrarrojos? Estos dispositivos son cada vez más baratos y muchos pueden operar de forma automática, así que, claramente, ahora somos más conscientes de lo que pasa en la atmósfera que hace 20 años.
O sea, que tú eres partidario de que estos fenómenos han estado ocurriendo siempre, pero antes no los veíamos.
Yo soy partidario de una combinación de eso que dices con… que las personas que manejan esos equipos están acostumbrados a lidiar con los fenómenos normales, los de toda la vida. Se nos dice continuamente que “era un piloto muy experimentado, pero nunca había visto algo así”. Claro. Es que un piloto muy experimentado lo que sabe muy bien es pilotar, pero igual no ha visto nunca la reentrada de un satélite Starlink (los de Elon Musk) o una fata morgana en el infrarrojo. Si reconocieran inmediatamente cosas rarísimas que no pasan casi nunca no serían pilotos, serían superhombres.
Y más allá de estos fenómenos, que son siempre difíciles de clasificar y un poco azarosos, ¿hay un plan en el mundo científico para tratar de encontrar “vida ahí fuera”? ¿Hay un programa científico riguroso para buscar vida extraterrestre inteligente?
Sí que lo hay, pero no ha encontrado nada (todavía). Y es normal que no haya encontrado nada, porque su alcance a día de hoy es modesto. El problema es doble: por un lado hay que encontrar una cosa que, al verla, digas “Esto es artificial. Lo tienen que haber hecho los aliens”; por otro lado, tienes… bueno, tienes que ser capaz de ver de verdad esa cosa. Por ejemplo, podríamos pensar “busquemos satélites artificiales alrededor de un planeta; como están en órbita igual son más fáciles de ver que una ciudad”. Pero a día de hoy no somos capaces de ver nada que haya en órbita alrededor de planetas en otras estrellas. Y si pudiéramos y viésemos algo ¿Cómo distinguimos una constelación de satélites de… polvo y roca en torno a un planeta? Es difícil.
¿Y qué cosas sí se pueden ver?
Las búsquedas clásicas han sido de señales de radio muy anómalas. Nosotros usamos las ondas de radio, y sabemos que hemos mandado al espacio pulsos de radio muy intensos, a veces queriendo y otras sin querer, así que… quizá los aliens también lo hayan hecho. Pero claro, han de ser señales de radio muy peculiares, que sólo puedan ser artificiales. En Contact, por ejemplo, identificaban una señal de origen extraterrestre porque estaba formada por números primos.