La nueva candidata demócrata a la presidencia de los EEUU ha conseguido recaudar en poco más de un mes, 540 millones de dólares. Se trata de la mayor cantidad amasada por un candidato en un periodo tan corto de tiempo.
Sin duda, un dato que refleja como pocos el momento 'subidón de azúcar' por el que atraviesa su persona. Y eso que el año pasado, cuando todavía era número dos de Joe Biden, casi la mitad de los votantes tenía una opinión desfavorable de ella (el 49%).
El índice más alto de desaprobación de cualquier vicepresidente desde que comenzó la encuesta realizada por la cadena NBC en 1989.
Cuando Kamala Harris se trasladó al ala oeste de la Casa Blanca como vicepresidenta, las expectativas sobre sus posibilidades en el cargo eran altas, muy altas. Al fin y al cabo, ella era la primera mujer, la primera estadounidense negra y la primera estadounidense del sur de Asia en sentarse en esa silla.
Y pese a que la principal responsabilidad de un vicepresidente en Estados Unidos es estar listo en cualquier momento para asumir la presidencia, Kamala estaba destinada desde el inicio a ser una pieza fundamental en la nueva Administración.
Durante un periodo complicado en frontera con una gran afluencia de niños migrantes no acompañados, Biden le encargó a la vicepresidenta supervisar los esfuerzos diplomáticos en Centroamérica, considerando la asignación como una señal de respeto, ya que él mismo hizo el mismo trabajo bajo el mando del expresidente Barack Obama. Pero, en su primer viaje a Guatemala y México para avanzar en la tarea que Biden le había asignado concedió una entrevista con Lester Holt de NBC News. El papel de Harris en la charla fue cuanto menos inconsistente.