LAS CLAVES DE LA BRÚJULA

Pasemos un buen dato: "Nvidia es el alquimista de la IA"

La sección "Pasemos un buen dato" con Natalia Hernández en la que hoy hablamos de Nvidia.

ondacero.es

Madrid | 10.07.2024 20:12

Hoy en Pasemos un buen dato hablamos de Nvidia con Natalia Hernández.

Y empezamos como siempre con un dato: 3,3 billones de dólares, o lo que es lo mismo, dos veces el PIB total de España. Es lo que ha llegado a valer el fabricante de chips, Nvidia, en el mercado de valores americano tras una subida del 165% en lo que llevamos de año. Un ascenso sin precedentes para una empresa, que hasta hace poco era conocida exclusivamente por frikis -con cariño- amantes de los videojuegos, pero que gracias al fervor por la Inteligencia Artificial emerge como estrella de Wall Street llegando incluso a superar a gigantes como Apple y Microsoft.

Y del mismo modo que los inversores, los grandes del sector tecnológico demandan con avidez sus productos. Tanto es así que, Alphabet, Amazon, Meta y Microsoft se han comprometido a gastar cerca de 200.000 millones de dólares sólo este año, principalmente en centros de datos, chips y otros equipos para construir, entrenar y desplegar la IA. Una de las mayores inyecciones de efectivo en una tecnología específica que se recuerdan en la historia de Silicon Valley.

Lo que cuesta entender, es qué la hace tan especial para ser tan deseada por inversores y grandes empresas…

Nvidia es el alquimista de la IA. Convierte en soluciones inteligentes los datos a través de sus poderosas herramientas. Es el cerebro del robot con capacidades para operar en un hospital, está tras el coche que conduce solo y del asistente virtual que te aconseja sobre tus vacaciones de verano y recetas de cocina. Los chips ordinarios como los que se encuentran dentro de los portátiles y los ordenadores de mesa están diseñados en esencia para hacer una cosa tras otra. Los de Nvidia, por el contrario, contienen varios miles de motores de procesamiento que les permiten ejecutar miles de versiones de la misma tarea sencilla, pueden realizar cálculos simultáneamente de una manera que las normales no pueden. Así, son capaces de manejar demandas informáticas sofisticadas como las requeridas por la IA. En la actualidad, controla el 80% del mercado de chips de última generación.

Y los encontró preparados porque Nvidia propició además el ecosistema ideal para facilitar que los desarrolladores de inteligencia artificial optasen por sus productos - un modelo de programación y equipo de redes propio- mientras que la competencia andaba en otros menesteres. Algo que se puso en evidencia cuando Open AI presentó en el mercado el chatbot de inteligencia artificial Chat GPT, por supuesto con tecnología Nvidia.

Estos chips fueron diseñados originalmente para procesar gráficos de videojuegos. Pero, afortunadamente para Nvidia, resultaron fundamentales para el trabajo de la IA.

A principios de la década de 1990, el actual CEO Jensen Huang y sus colegas ingenieros Chris Malachowsky y Curtis Priem solían reunirse en Denny 's donde Huang trabajaba fregando platos. Así lo recordaba en el programa “60 Minutos” de la cadena de televisión estadounidense CNBC.

El trío lanzó Nvidia en 1993 con un ojo verde como logotipo porque, como muchos aseguran, esperaban acelerar tanto la informática que todo el mundo se pusiera verde de envidia. Inspirados en parte por la espectacular primera entrega de Jurassic Park, que entonces se estrenaba en salas de cine, buscaron habilitar ordenadores con gráficos en 3D para obtener escenarios similares a los conseguidos por Steven Spielberg. Su apuesta, era la creación de un tipo especial de unidades de procesamiento gráfico inéditas hasta el momento en el mercado. No fue un camino sencillo, en aquel momento existían 26 fabricantes de chips gráficos. Y, el primer fracaso llegó pronto.

Sega, exitosa compañía de videojuegos en los ochenta y principios de los noventa, estaba bajo presión para crear un producto rompedor en respuesta a la increíble popularidad de la PlayStation de Sony. Su director, Shoichiro Irimajiri, hizo el encargo a un joven Huang que no supo estar a la altura, de hecho, la compañía tuvo que despedir a parte de la plantilla y casi declararse en bancarrota al presentar un chip de baja calidad. Pero, gracias al dinero de la rescisión del contrato con Sega, unos cinco millones de dólares, Nvidia redobló sus esfuerzos en un nuevo producto que lo catapultó dentro de la industria. En 1997 llegó RIVA 128, el primer procesador de gráficos 3D, del que consiguió vender más de 1 millón de unidades en sólo cuatro meses. Dos años después, en el 99, la primera unidad de procesamiento gráfico que permitía videojuegos de alta calidad e imágenes avanzadas.

Desde entonces, Nvidia ha crecido exponencialmente, convirtiéndose en un gigante tecnológico, pero siempre bajo la atenta mirada de su fundador y consejero delegado: Jensen Huang.

Emigró a Estados Unidos desde Taiwán cuando era niño sin hablar inglés. Hoy, es la undécima persona más rica del mundo y una auténtica estrella al más puro estilo rock star. Sus admiradores, casi al nivel de los swifties, le piden selfies en cuanto aparece en público, autógrafos en lugares inapropiados - en Taiwán firmó el pecho de una mujer preguntando si era una buena idea- corean su nombre… En la conferencia anual de la compañía en marzo, Huang pronunció su discurso de apertura desde un estadio con capacidad para 11.000 personas.

Su atuendo machacón- usa en invierno o verano chaqueta de cuero negra- ha resultado un atajo para crear una identidad irresistible para el público. Dice que es cosa de su mujer y su hija, pero lo cierto es que el outfit lo sitúa en el mismo club que Steve Jobs con sus camisetas de cuello alto negro y sus Levis, las camisetas de manga corta grises de lujo de Mark Zukerberg o los chalecos y la cabeza rapada de Jeff Bezos.

Esta aura de semidiós de su fundador no exime a Nvidia de riesgos. De hecho, sobre la compañía pesa la posibilidad de que estemos ante una nueva burbuja tecnológica.

No es la primera vez que un gran proveedor de infraestructura informática deslumbra a los inversores. En marzo del 2000 en plena expansión de Internet, Cisco -el mayor vendedor mundial de rúters - marcó un hito al convertirse en la empresa más valiosa del planeta. De ella se decía que podría valer más de un billón de dólares, pero ni se acercó. La burbuja de las punto com estalló ese mismo año y sus acciones cayeron más de un 85%.

Sin duda, un recordatorio fascinante de cómo la especulación y el optimismo pueden subir a la luna un valor, y cómo puede desplomarse rápidamente cuando cambian las circunstancias. ¿Será diferente esta vez?

¿Has pasado un buen rato?