LAS CLAVES DE LA BRÚJULA

Pasemos un buen dato: Warren Buffett, el 'Oráculo de Omaha'

Natalia Hernández nos explica la especial forma de vivir la vida que tiene uno de los hombres más ricos del mundo

ondacero.es

Madrid |

Buffett, de 94 años, no es solo el inversor más célebre del planeta sino que, además, es considerado el mayor filántropo de todos los tiempos. Y comenzamos ya con los datos. Se estima que a lo largo de su vida ha donado más de 60.000 millones de dólares a causas benéficas. Y la cifra continúa incrementándose cada año… Sin ir más lejos, a comienzos de semana con motivo del Día de Acción de Gracias regaló otros 1.100 millones a las fundaciones de su familia. Su idea es clara: vaciar casi por completo su caja desprendiéndose del 99% de su patrimonio para donarlo a la sociedad.

Warren Buffett ha reconocido en la misiva que acompañaba a su última donación que no cree en las dinastías familiares porque pueden complicar las relaciones y erosionar el crecimiento personal de sus familiares. En definitiva, quiere evitar situaciones como las vividas por la familia Roy en la exitosa serie de televisión 'Succession': luchas de poder, enfrentamientos fratricidas, traiciones…

El lenguaje del magnate de Nebraska es más amable que el del cabeza de familia de la serie, Logan Roy, pero al igual que él tampoco termina de fiarse de las generaciones futuras. Buffett pretende que no haya 'nepobabies' a su costa… Ya sabes, aquellos que por ser hijos de quien son consiguen lo que de otra manera quizá no podrían: ser actores, modelos o cantantes… “Los padres deberían dejar a sus hijos lo suficiente para que puedan hacer lo que quieran, pero no lo suficiente para que no puedan hacer nada”, ha escrito. De hecho, dos de sus tres hijos están en el consejo de administración de su empresa, pero ninguno ocupa un puesto directivo. Pero hay más, como su fortuna es tan abultada -es la séptima persona más rica del mundo- y sus hijos ya son mayores, el más pequeño tiene más de 66 años, ha decidido designar a tres fideicomisarios, una especie suplentes, que sucederán a sus hijos en la labor de reparto de su patrimonio si fallecen antes de conseguir entregar todo el botín.

Reside a 1.800 kilómetros de Wall Street, en Omaha, Nebraska , en el corazón de EE.UU. Reside en la misma casa que compró en 1958 por 31.500 dólares. No tiene chofer personal, no compra coches caros y poco le importa los trajes que viste. En el trayecto de cinco minutos que le lleva hasta la oficina siempre hace una parada para recoger su desayuno en el restaurante de comida rápida McDonalds… El menú cambia dependiendo de lo que su mujer le deje en efectivo en una tacita cada mañana, bueno y un poco también de cómo de próspero se sienta ese día. Aunque en ningún caso gasta más de cuatro dólares y eso que su patrimonio supera los 150.000 millones.

El conocido como Oráculo de Omaha por su pericia a la hora de realizar inversiones siempre tuvo una habilidad temprana para los números y una curiosidad innata por el dinero. Fue vendedor ambulante de botellas de Coca-Cola a los 7 años, chicles y periódicos. A los 10 años, después de un viaje a la Bolsa de Nueva York con su padre, un corredor de bolsa que llegó a ser congresista en Washington, comprendió lo que quería hacer con su vida: ganar dinero. Y así lo hizo. A los 11 años compró sus primeras acciones, a los 13 rellenó su propia declaración de la renta, a los 16 logró hacer sus primeros 56.000 dólares justo en la posguerra. En la Universidad de Columbia, después de ser rechazado en Harvard, fue alumno del decano de Wall Street, Benjamin Graham. Las lecciones de su libro “El inversor inteligente” lo acompañaron siempre.

Tras trabajar en Wall Street regresó a su hogar y fundó el conglomerado empresarial Berkshire Hathaway. Al principio era una empresa textil en problemas; hoy es el vehículo de inversión con el que adquirir otras compañías o participaciones de ellas tal y como había aprendido de Graham valorada en 478.000 millones de dólares. Seguros, helados, refrescos, ferrocarriles… ¿El secreto de su éxito? Lo comentaba unas semanas antes de fallecer su socio e íntimo amigo Charlie Munger en CNBC.

En los 59 años naturales transcurridos entre 1965 y 2023, las acciones de Berkshire Hathaway se apreciaron a una tasa de crecimiento anual de casi el 20%. Sus devotos se cuentan por miles, tanto es así que la celebración de la junta de accionistas es como el festival de Coachella.. Largas colas para asistir a un encuentro en el que comprar productos asociados a su conglomerado con grandes descuentos, competiciones de lanzamiento de periódicos, y sobre todo, escuchar los consejos y reflexiones de Buffett. Es el festival internacional del capitalismo. Y, a veces, un poco también el festival de humor.

Buffett asumió en 2006 un compromiso, que luego amplió en 2010, de donar en vida o dejar en herencia el grueso de su fortuna. Inició junto a Bill y Melinda Gates el Giving Pledge, un movimiento para alentar a grandes multimillonarios a donar su patrimonio a organizaciones benéficas. Desde 2006, ha entregado el 56,6% de sus acciones de Berkshire… y por lo que hemos visto estos días está dispuesto a seguir adelante con sus planes. Sin duda, en sus últimos años está decidido a transmitir no sólo lecciones sobre lo que constituye una buena inversión, sino también sobre lo que constituye una buena vida.