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Planetas enanos: un viaje a los hermanos pobres del Sistema Solar

El científico Alberto Aparici nos explica cómo son estos planetas enanos de los que cada vez se sabe más

ondacero.es

Madrid |

Vamos a hacer una visita a los confines del Sistema Solar: un lugar de mundos helados que se están poniendo muy de moda entre los científicos. Seguramente a muchos les sonará que allá es donde está Plutón, el planeta que dejó de ser planeta.

Y precisamente dejó de ser planeta porque en esa región hay varios, quizá hasta varias decenas, de mundos parecidos a él: son los planetas enanos de nuestro Sistema Solar, los “hermanos” de Plutón que lo sacaron a empujones de la lista de planetas.

Nos fijamos en estos mundos de los que no solemos hablar, en los hermanos pobres de nuestro Sistema Solar y que se han convertido en un miembro de la familia hace más de veinte años y apenas los mencionamos sólo para hablar de Plutón.

¿Cómo son estos confines del Sistema Solar?

Estamos hablando del espacio más allá de Neptuno, y ahí lo que encontramos es una especie de enjambre de pequeños mundos que llamamos el cinturón de Kuiper. La mayoría no son muy grandes, serán del mismo tamaño que un asteroide, pero en lugar de estar hechos de roca están hechos de hielos: hielo de agua, hielo de dióxido de carbono, hielo de nitrógeno… porque tan lejos del Sol las temperaturas son muy bajas y todas estas sustancias son sólidas. Entre todos ellos hay unos cuantos, alrededor de una decena, que son más grandes, y ahí es cuando entramos en el territorio de los planetas enanos. Alguno ocupa una órbita muy similar a la de Plutón, y por eso se lo “bajó de categoría”, porque está rodeado de este enjambre de “hermanos”.

No hay mejor sitio por el que empezar que Orcus, que tiene una órbita casi idéntica a la de Plutón: ambos tardan unos 245 años en dar una vuelta al Sol, ambos tienen órbitas inclinadas y muy elípticas. Ambos, de hecho, tienen lunas muy grandes: Plutón tiene a Caronte y Orcus tiene a Vanth. Los nombres, de hecho, no son inocentes: Plutón era el dios romano del inframundo, y Caronte el barquero que acompañaba a las almas al atravesar la laguna Estigia. Bueno, pues Orcus es el dios del inframundo en la mitología etrusca, y Vanth el acompañante de las almas en esa mitología. Hay un perfecto paralelismo entre los dos mundos.

¿Cómo es posible que compartan la misma órbita?

Las órbitas de Plutón y Orcus son muy parecidas, pero están orientadas al revés. Cuando Plutón está cerca del Sol, Orcus está en su punto más alejado; cuando Orcus se acerca, Plutón se aleja. Además, si el punto más cercano al Sol de Plutón está al oeste, el de Orcus está al este. Así que sus órbitas son muy similares, pero si las vemos en tres dimensiones los dos planetas están siempre lejos uno de otro. Orcus, además, es más pequeño que Plutón: menos de la mitad.

Plutón es, por ahora, el más grande de todos, pero hay dos que se le acercan bastante: Eris, que es casi igual de grande, y Haumea que es apenas un poco más pequeño… bueno, dependiendo de por dónde lo mires.

Haumea tiene una característica única, que no vemos en ningún otro cuerpo de este tamaño: tiene forma de melón. En un eje es muy grande, y es casi tan grande como Plutón, pero en el otro eje es prácticamente la mitad.

Haumea tiene algo que nadie más tiene: gira sobre sí mismo una vez cada cuatro horas. Imagina lo que debe de ser un trasto de 2000 kilómetros dando una vuelta cada cuatro horas. En el ecuador la fuerza centrífuga es tan grande que el planeta se achata y toma esta forma de melón, o de balón de rugby. Y ésta no es la única característica peculiar: Haumea tiene dos lunas y… un anillo.

¿Como el de Saturno? Bueno, el de Saturno es muy grande y bonito y éste es más humilde, pero sí señor, un anillo con todas las de la ley. Imagina lo que debe de ser acercarte a este mundo y ver un gigantesco melón rodeado por un anillo dando vueltas como un loco en el espacio. Y ojo: Haumea no es el único planeta enano con anillos.

Hace ahora un año se descubrió que Quaoar, que orbita un poco más lejos que Plutón, tiene no uno, sino dos anillos. En los últimos años estamos descubriendo que el Sistema Solar probablemente tenga más anillos en planetas enanos que en planetas gigantes, porque… bueno, planetas gigantes hay sólo cuatro, y planetas enanos puede haber decenas. Es posible que la mayoría estén en regiones aún más desconocidas, más allá del cinturón de Kuiper.

¿Hay cosas más allá del cinturón de Kuiper?

Es una región que creíamos que estaría vacía, pero cuanto más miramos en ella más objetos descubrimos. El más grande es uno de mis favoritos: Sedna, el planeta enano que más se aleja del Sol. Ahora mismo está tres veces más lejos que Neptuno, pero para sus estándares eso es “cerca”. Su órbita es extremadamente elíptica, y le va a llevar a 30 veces la distancia de Neptuno en un viaje que durará 6000 años. Sedna es un mundo increíble: su órbita es un misterio que nos hace pensar que no entendemos los confines del Sistema Solar; qué se le habrá perdido a Sedna allá fuera… Y además, para rematar, es el segundo objeto más rojo del Sistema Solar. Después de Marte, claro.