Presencia de Biden en Kiev y Varsovia; ficción triunfalista de Putin en el Olímpico de Luzhniki en Moscú, semana de gestos a punto de cumplirse el aniversario de la invasión rusa en Ucrania mientras continúa la escalada militar que invita muy poco a pensar que el final esté cerca. Con la diplomacia en periodo de hibernación, los esfuerzos se centran en armarse para la batalla. Algo así como “si quieres la paz, prepárate para la guerra” viene expresando hace días el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell
Anulado (por ahora) cualquier acercamiento al diálogo con Moscú, los aliados presionan militarmente tratando de lograr una negociación. En ese punto se encuentra el conflicto, sin solución político-diplomática inminente. Ahora, la prioridad es el envío de munición, armas y carros de combate que urge a sus aliados el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski. Y quienes tienen la llave para acabar con la guerra, EE.UU y China, no lo consiguen por ahora (o no quieren). La Administración Biden sostiene a Ucrania y Rusia echa de menos una mayor implicación de China, que oficialmente ha mantenido una interesada ambigüedad estratégica. Es conveniente porque sus principales socios comerciales son EE.UU y la UE. Tensar esas relaciones con Occidente sería perjudicial y Pekín trata de evitar eventuales sanciones si se posiciona abiertamente
Pocos días antes de iniciarse la invasión, Putin y Xi Jin Ping mantuvieron una reunión y hablaron de una "amistad sin límites". Eso ha cambiado. Ambos no se ven desde septiembre. La visión de Pekín ya no es la misma. Ese mensaje es del portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, manejándose en un equilibrio del orden mundial más favorable y bastante menos incómodo. Pekín no condena la invasión, pero pide soluciones para la paz. Lo hizo ayer en Moscú el principal responsable de la diplomacia china reunido con Putin. De hecho, se espera conocer en las próximas horas esa propuesta de paz de la que pueda dar más detalles Xi Jin Ping en el discurso que tiene previsto realizar el mañana…
Y ahí puede estar la clave de lo que pueda pasar a partir de ahora. Se lo preguntamos a Enrique Ayala, analista de la Fundación Alternativas: "China apuesta por la paz porque China es una potencia comercial y no le interesa para nada la guerra. Ha mantenido una posición ambigua pero ha hablado de mantener la integridad territorial de todos los países. En la reunión con Putin han hablado de la posibilidad de llegar a una acuerdo para la paz".
"Cualquier cesión territorial de Ucrania sería injusta. El agredido no tiene que perder territorio. Pero los dirigentes rusos no pueden volver a Rusia con las manos vacías. Hay que buscar una solución de compromiso que deje contentos a todos. China es un actor importantísimo porque es prácticamente el único apoyo económico que tiene Rusia, que está excluida de los mercados internacionales. Si China aprieta a Rusia, estos tendrían que pensarlo seriamente", añade.
Respecto al papel de Rusia en la guerra lo define con un concepto que viene de lejos: "El victimismo ha sido una constante en los dirigentes rusos desde la conferencia de Múnich de 2007. Para ellos Occidente es el enemigo y solo defienden la sagrada patria rusa. Rusia puede tener problemas a largo plazo en el potencial militar. No llega a la altura de occidente. Están en esa tesitura de que hacen lo que tienen que hacer para salvar a Rusia".