Traigo que prometió Moncloa que Pedro Sánchez y Joe Biden se entrevistarían en Bruselas. Se han visto en Bruselas, cómo tú por aquí, qué tal todo, bien habrá que decir. Y han andado juntos 35 multilaterales pasos en las astas de la primera potencia del mundo, Sánchez se arrima más que un pamplonica en la Estafeta y que un novio a la orilla del Guadalquivir.
El 'Pedrismo' es un regate al espacio tiempo, por eso Sánchez ha tardado un minuto en enumerar los temas de los que ha hablado en 30 segundos. Dice que han conversado, sobre todo él, de los lazos militares de los dos países, de actualizar los acuerdos de defensa, de América Latina, de la posición de su gobierno sobre la pandemia, sobre la agenda progresista norteamericana, de la vuelta al acuerdo de París y de que tenemos que ir a comer a donde Pepe de la Riva que pone uno plato de sesos rebozados que están para matarse.
Cómo nos reíamos de Bush cuando dijo que había estado en el rancho de Aznar y de Semari cuando le daba por hablar en Texano. Hace seis meses que Biden no levanta el teléfono para hablar con el presidente. Para Moncloa, ha sido una muestra de las excelentes relaciones entre los dos países y yo me he acordado de la escena de 'La Vida de Brian' donde a Brian le perseguían por la calle pidiéndole 'Un talento para un exleproso'.
Y a Bienvenido Mr Marshall, cuando Biden pasa de largo, pero esto no es culpa de Sánchez pues Mr President últimamente parece preguntarse qué puñetas hago aquí y sobre todo quién es toda esta gente.