Hoy traigo que este veranillo de enero de temperaturas más suaves que el vuelo en un buco, más suaves que Nadia Calviño. El Constitucional ha corregido por primera vez al Supremo la pena que le impuso al Diputado Alberto Rodríguez, alias el Rastas, por golpear a un policía. No es que haya choques de poderes, es que el sanchismo son los coches locos, ah como echo de menos aquellas ferias, música de Camela o de los Suaves, creo recordar. El pibe que recogía las fichas pasando de coche en coche en plan chulangas con sus pantalones de pitillo hoy en día sería cancelado por machirulo. Poco se ha estudiado en España al tipo que recoge las fichas en las ferias y que en medio del gentío se desplaza con el mínimo esfuerzo y ante las miradas de las chicas adquiere una posición indolente, una postura vital de auténtico dueño del universo.
Ahora el dueño del mundo es Cándido Conde Pumpido que le canta al Supremo las cuarenta y lo que haya que cantarle. Con ese cargo, ese prestigio y sobre todo ese nombre tan musical como de solo de batería en jam session del cambalache de Cádiz, Cándido-Conde-Pumpido. Anda que si se llamara Manolín González iba a estar presidiendo el Constitucional y poniéndole las cosas claras a los Marchenas. El lawfare contra el law fare, es law fare a su vez, y debería estar mal, pero nuestras vidas son los ríos que van a dar al Constitucional y aquí no hay más ley que la del sanchismo. Mi hija ha ido a su madre a ver si le dejaba tomarse un batido y en lugar de a su padre la ha mandado a preguntarle a Cándido Conde Pumpido