Hoy traigo que se están haciendo largos enero y la legislatura. Sánchez sale de la votación de la Ley de la Amnistía y parece que hubiera viajado un millón de años luz, esto para él es antesdeayer. Junts votó no a su propia amnistía y es como si Sánchez hubiera escuchado trompetas del Apocalipsis.
En el sanchismo ponen cara como de la Sociedad de la Nieve pero, en realidad, sólo necesitan tiempo para salvar las elecciones gallegas y la verdad es que hace un tiempo estupendo. Han empezado a brotar algunos árboles cuyas hojas no se habían terminado de caer, pues se solapan los escándalos gubernamentales y las estaciones. Ahora se vienen las metáforas sobre lo imposible, lo definitivo y sobre cómo Sánchez no cede a todo. Para saltarse las líneas rojas, antes alguien tiene que dibujarlas.
Lo de las Trompetas del Apocalipsis sucedió en la realidad. Pasó en Cádiz, la gente se puso a escuchar una sirena lejana un sonido que recordaba a un ‘uuuuuu’ y le llamaron el Hum. Sonó el universo y salía la gente por la noche a grabar el Hum, “¡El Hum!”, gritaban.
Cuando yo vivía en Cádiz un tipo llamaba al periódico quejándose de que al abrir la taza del váter escuchaba a Bob Marley y le dijimos que al menos su váter tenía gusto musical. Luego me vine a Madrid y agarré un acúfeno, esto es un ruido que sólo escuchaba yo y que empezó por el sanchismo. Mi ruido era mi Hum personal. Ya no escucho el ruido; pero hay días que escucho a la tuna de medicina de Pamplona.
Como Sánchez, llevamos dentro un coro, pero entre el vocerío, todos tenemos una voz interior que dice ‘Respétate’. Esa es la que hay que escuchar.