Traigo que es viernes de campaña y de astrazenecanada. El contrato ha aparecido tachado entero como una antigua carta de amor a una novia infiel. Las partes se reúnen para acordar "tachón tachón tachón tachón tachón tachón" y si no me traes las vacunas, "tachón tachón tachón". Expertos en industria farmacéutica han mirado el contrato y lo ven bastante negro.
La campaña en Cataluña ha empezado fuerte. Los políticos son poetas de lo imposible. Unos prometen la independencia y otros el amor. En los carteles de Ciudadanos aparece gente abrazándose a sí misma, a quién se van a abrazar si no hay nadie más que abrazar que a uno mismo. Si aquí lo único que se toca es el toque de queda. Cómo me acuerdo de un amigo mío que de pequeño que antes de su primer beso se morreaba con el espejo. Un día me preguntó si besando se podía quedar embarazado.
Digo que los de ciudadanos proponen abrazos y lo ve uno y se pregunta si esa gente tiene la PCR hecha. Pero es que Illa el Salvador, que ya se parece a Clark Gabble de lo guapo que sale, aparece en un cartel bajo el eslogan HAGÁMOSLO, ¿pero dónde? ¿Aquí en medio?
Dicen que se va a poner muy caliente la campaña, ya lo creo. Se va a poder votar con EPI. No sé si los políticos te piden el voto o el teléfono. Pero no hace falta que nos quieran tanto con amor romántico, con que no nos engañaran sería bastante. Menos sentimentalismo y más decencia.