Traigo la sentencia del Supremo que confirma la condena de Francisco Griñán y Manuel Chaves, Nogales, no, el otro. Buena gente, eh. Siendo consejero de Hacienda, es cierto que Griñán permitió que se pulieran 680 millones de euros del fondo para los parados en regalos a los amiguetes, compra de votos, y ofrendas a San Joselito el del Don Angelo, pero bueno.
Las escenas que nos dejó la picaresca socialista andalusí ya le hubiera gustado filmarlas a Jean Luc Godard. El director general de Empleo conseguía los fondos para los colegas gracias al programa Pormisco. Cuando le preguntaban que qué programa era ese, explicaba: “Es que te van a dar el dinero ‘Por mis cojones’”. La madre del sindicalista Juan Lanzas iba diciendo que tenía dinero “para asar una vaca”. Incluían en los eres de empresas a tipos que no trabajaban en esa empresa. ¿No es milagroso?. Cuando recibió el dinero, uno de ellos pensó: “Ha venido Dios a verme”.
Si Dios pone delante de uno un montón de pasta, quién va a desaprovechar la providencia. Buena gente, Griñán, un hombre pío. Como mucho, el típico abuelo que concede a los nietos caprichillos demasiado generosos. No se metió un duro en el bolsillo, dicen, lo que se metió fueron votos en la urna.
Se lleva mucho esta cosa del reo santo. Griñán, Oriol Junqueras, otro bendito. El sanchismo convierte a los mayores delincuentes en hombre bien parecidos. Comprometidos. Malversadores y sediciosos merecen el perdón del Gobierno y nuestra misericordia. Cada vez que Sánchez está indultando a alguien, se está absolviendo a sí mismo. Y usted se preguntará si en realidad firmando indultos, mi Pedro está firmando su condena electoral. Pero bueno, no pierda el sueño, eso no sucederá hasta mañana.