Traigo que va a cumplirse un año desde que Rusia entrara en Ucrania, ha hablado Putin y Putin cuando habla sube el precio del veneno de agentes nerviosos Novichok.
Podemos sigue en contra de que se envíen armas a Ucrania y de esto que Echenique llama el “furor bélico otanista”. Y tú me dirías, si Rusia invade Ucrania a sangre y fuego, cómo los belicistas somos los de la OTAN.
Belarra, que no teme encasillarse en el papel de colaboracionista, va por Madrid pidiendo al PSOE que reconozca el “error” de contribuir a la “escalada bélica”. Muy mal lo de contribuir a que Ucrania no pierda la guerra.
Si se fija uno, los argumentos de Putin para invadir Ucrania mantienen que es un país lleno de nazis que había que desnazificar son los mismos de esos partidos proclaman que España está llena de fachas. Esperemos que no crean que a España también hay que desfachizarla.
Lo bueno de la guerra de Ucrania es que Podemos se ha vuelto de súbito muy pacifista y santón. Milagro. Otros movimientos políticos que vivieron sus años felices sosteniendo una pistola y alentando a la lucha armada ahora piden poner la otra mejilla. Con la tabarra que nos dio la izquierda con guerrillas, resistencias al tirano, levantamientos ante el opresor. En cualquier verbena de fiestas se flipaba uno con Bahía de Cochinos, el paso del Huarache, Vietnam, los castristas, los palestinos, los sandinistas, los de las Farc, la guerra italo etíope, las brigadas internacionales, los gudaris, el soldadito boliviano, y yo qué sé más, y venga comandante p’arriba y p’abajo. Pero los ucranianos se deben rendir como corderos.
