Hoy traigo apuntado que éramos un país en la órbita de Francia y Alemania y ahora no sé. Decíamos que no éramos Italia y ahora en Italia dicen “Eh, que no somos España”.
Decir que la política es un carnaval, sin duda sería insultar mal Carnaval. Por cierto, ya ha comenzado el concurso del Falla con su eco de coplas, de bombo y caja, tres por cuatro, pito de caña e ingenio. El Selu de Cádiz, que le gusta a Caraballo, va de flamenco tieso de la cueva del pájaro azul. Está tan mal su cuenta corriente que le han salido hasta dientes. La economía va muy bien, ha subido el Euribor, las bolsas ganan un bastón, pero los flamencos del Selu cobran el día uno y no llegan al día dos. Qué bien Cádiz canta por alegrías por no tirarse por el puente de la Bahía.
Sánchez va siempre de Sánchez porque como decía Jacques Brel, la mayor osadía consiste en tomarse por uno mismo. Su Pedridad, el guapo La Leyenda, por las abstención de los puigdemones entregó lo de la balanza fiscal, la modificación de la Ley de enjuiciamiento y las competencias de inmigración a Junts que propone que los alcaldes puedan expulsar a los inmigrantes reincidentes, aunque no sé muy bien a dónde.
Si Sánchez para mantenerse tuviera que expulsar a los inmigrantes lejos, ya se compraba una catapulta y arreglado. Sánchez, catapulta de mi corazón. Hay dudas de si así las cosas, este Gobierno dura. A este ritmo no sabemos si llegará mi Españita al final de la legislatura.