Traigo las notas del 20 de mayo, sigo con lo de Sanjenjo. Mi Españita ya dice cualquier cosa menos Sanxenxo. La gente es muy suya, encuentra no sé qué inspiración rebelde en decir Sanjenjo, las dos con jota, tendrá premio. Hablo de ese espíritu patrio por el que uno se siente fuera de la norma al españolizar un galleguismo, oiga pero es que no se dice así. Me da igual. Es que lo manda la ley. Mejor todavía.
Es que ha venido a España a hacer una regata, pecado mortal para los independentistas y Bildu. Me pregunto qué es lo que tendría que haber hecho, de voluntario en una perrera, o un taller de cocina con Seitán o algo de Reiki, o montar un partido político y decir que lo volverá a hacer. O cualquiera de las cosas que hace Josu Ternera. No es que al final te hacen plantearte cada cosa y terminas dándole vueltas al coco acerca de si en este país puede pasearse por la calle un terrorista y no un Rey.
El Rey va por ahí, provoca más que las Femen. Y los que dicen Sanjenjo, lo mismo. En España, los debates más complejos cristalizan donde uno menos se lo espera. Hay un tirarse al monte y una Bastille inversa y un dos de mayo fonético en decir Sanjenjo y en gritar Viva el Rey Juan Carlos I. España produce estos artefactos que son cosa curiosa. Yo me estoy preguntando cómo es posible que se aplauda a una persona que cometió los errores que cometió el Rey. Para los enemigos de la Monarquía, la mayor ofensa del Rey ha sido reinar.
En realidad, si atacando a Don Juan Carlos estaban atacando a la monarquía, es comprensible que defiendan a Don Juan Carlos se está defendiendo la monarquía.