Notas del 10 de septiembre, comisión de seguimiento del otoño. Igual los delitos de odio son algo demasiado serio para una comisión parlamentaria. Ya sabe lo que se dice: si quieres que no se averigüe algo, monta una comisión parlamentaria.
Un solo tipo que al que le partieran la cara por besarse con su novio ya sería más de lo que cualquier país debiera soportar. Luego están las hipérboles políticas. Yo tenía entendido que España era el país líder del mundo en tolerancia sexual y que Madrid era una de las capitales LGTBIdel mundo, y mira. Yo creo que medio mundo había venido del pueblo a Madrid a salir del armario y ahora la dibujan como el gueto de Varsovia. Luego superpones los mensajes y a mí que me expliquen cómo Malasaña dicen que Kabul y en cambio en Kabul, pues no se está tan mal.
Si lo miras bien, Madrid es una ciudad en la que un tipo puede salir un domingo, írsele de la mano el vermut, terminar con dos colegas grabándole cuchillo en el culo, "maricón" y volver a casa tranquilamente.
Prefería cuando la gente se grababa mensajes afeitándose partes de su cuerpo. Contaba la chirigota que en Chiclana las chicas se ponían palabritas muy cachondas. Para recibir a su marido de noche, una prima suya se había rasurado unas letras muy cachondas: "Buenas noches, José Antonio, tienes la cena en el microondas".
Fuentes gubernamentales consultadas por este cuaderno advierten de que algunas voces apuestan porque lo de Malasaña sea delito igualmente, pues hay agresión y daños, aunque fueran consentidos, infligidos por ¿Gays homófobos? Esto como va a ser. Señor ministro, más que delito de odio, yo diría que estamos ante un delito de amor.