Traigo que están hasta arriba las playas y los consultorios. Mi Españita del hackeo no puede ir su segunda residencia en el monte, pero puede ir al médico así que todo el mundo va de vacaciones al médico. Antes, en la arena sacábamos el túper con la tortilla y ahora sacamos la cita médica en primera línea de playa. En viernes santo solo trabajaban los camareros, los que vendían las papas en la playa y la chirigota del Selu. Ahora solo trabajan los dentistas. Gente que no se ha arreglado la boca en quince años tiene que blanquearse los dientes esta semana en una consulta de la costa.
Yo creo que no hay odontólogo para tanta vacación.
Están dando hora para limpieza bucal hasta en el Cien Montaditos de Mónica García. Hasta Pablo Iglesias ha fichado de responsable de comercio de la campaña al del sindicato de los manteros y de responsable de Sanidad, a un dentista de Altafulla que te pone el implante, la anestesia, la sangría y el arroz del señyoret, el helado de Los Italianos, la crema solar y el postoperatorio en el Parador de Cuenca. Hay odontólogos con sala de espera con socorrista y sistema de megafonía por el que a media tarde alguien anuncia que se ha perdido un niño. Van a sacar la lista de dentistas con bandera azul.
Estoy exagerando, pero vamos al médico con franca alegría. Esta mañana, me ha dicho alguien que iban a operar a su padre en Barcelona y me lo ha dicho con un entusiasmo que en lugar de una rápida mejoría, a punto he estado de decirle ‘Pasadlo bien’.