EN LA BRÚJULA

El cuaderno de Chapu: "El desplante tuvo algo de épico, de desmayo, de irse al pitón contrario en un romance de valentía"

El cuaderno de Chapu con las notas que ha apuntado del día.

ondacero.es

Madrid |

Hoy traigo a Ábalos diciendo que se iba en el Grupo Mixto –¡pero mixto!-. “Vengo a enfrentarme a todo el poder político”, anunció y citaba un toro invisible. Con ese temple, casi haciendo la luna de sí mismo, desnudo entre las encinas de color de mercurio de Moncloa habló Ábalos en el Congreso y eran las cinco de la tarde en todos los malditos relojes del sanchismo. El desplante tuvo algo de épico, de desmayo, de irse al pitón contrario en un romance de valentía como de Quintero, León y Quiroga: “Aquí no hay plaza ni nombre / ni traje tabaco y oro. / Aquí hay un niño muy hombre / que está delante de un toro”.

Con la boca seca, José Luis se vistió el chispeante y se comportó tan mal tan bien, o viceversa, que lo jaleábamos con ‘oles’ como si estuviéramos celebrando una civilización equivocada. Que el mejor discurso que se haya escuchado últimamente en las Cortes fuera para negarse a dimitir por asumir la responsabilidad política de un caso de presunta corrupción dice mucho de dónde están las Cortes y de dónde quedan los códigos de honor de la política. Porque estando errado, Ábalos hizo un discurso comprensible acerca de la verdad, una verdad oscura, dolorosa y chusca pero verdad, al fin y al cabo. Sánchez iba a sacrificar a uno de los suyos que no estaba imputado para seguir en el poder y poder amnistiar a delincuentes confesos que gritaban que lo volverían a hacer. A José Luis no le sonaban los cascabeles de las mulillas, sino las sirenas que avisaban del comienzo del Pleno como la alarma de la central nuclear desbocada. Entonces, cuando ya todo se había ido al carajo, esbozó una mueca como esos toreros que arrancando el paseíllo, saludan a los compañeros y desean: “Cornás pa tós”.