Hoy traigo apuntada la ciclogénesis explosiva y el esthendalazo de Leonor, princesa de Mi Españita. Si a mí Leonor me pilla con doce años le estaba escribiendo versos de amor en las servilletas, la llevaría en la carpeta y lloraría mi desamor mientras suena aquella canción de los Hombres G. Pero tengo 46 años y tres hijos que cuando se escucha su voz en la radio, se giran interesados por ella y les gusta más que Campanilla.
En el lado oculto de la luna de Mi Españita ando leyendo que ocho vocales del CGPJ alertan que la amnistía abole el Estado de Derecho y que en la justificación, Sánchez confunde el interés de España con el suyo propio. Venga ya, cómo sois. Dijo que era en nombre de España, no en nombre de sí mismo. ¿Sánchez amnistiando a los procesistas del TSUNAMI y los CDR que reventaban a pedradas los cascos de los policías nacionales, a los sediciosos, los malversadores y demás gente por su propio interés? Cómo va a ser eso. Que amnistíe a Puigdemont para apaciguar el llamado conflicto catalán, que se vaya a ver a un prófugo a Waterloo y que necesite los cuatro votos de ese prófugo solo es una coincidencia temporal.
Los vocales del CGPJ han forzado un pleno extraordinario. Mañana amanecerán siendo golpistas que quieren derribar al Gobierno. Cuando alguien disiente de Sánchez le dicen: “Pero tendrá derecho”, como si uno por decir que algo está mal, estuviera sacando el sable. Malvados vocales del CGPJ golpistas, tertulianos golpistas, oposición golpista, hasta mi perro es golpista. La condición de que Puigdemont sea rehabilitado es que seamos golpistas todos los demás.
