Hoy traigo que lo que nos queda hasta Navidad son chaparrones y majaderías. Han dicho que para proteger a Puigdemont pretendían declarar a los independentistas como minoría nacional. Minoría nacional es algo que se inventó la ONU, que está para entrar a vivir. Minoría nacional es una contradicción, pues para ser nación tienes que ser minoría. Nación de mi región, nación de mi ciudad, nación de mi portal, nación de mí mismo, minoritario en mí. Va a resultar que Oriol Junqueras es como los uigures. Si de algo acuso a los independentistas catalanes es que me hayan reventado la épica emocional de otros pueblos oprimidos. Leído el relato indexe en la prensa internacional, voy por ahí pesaroso y descreído y si escucho que a estos o los otros los oprime no se qué estado, lo primero que pienso es que deben ser unos chalaos de categoría.
Me gusta mucho cuando mi Españita se extraña mucho de las locurillas de otros sitios. Andan los politólogos pidiendo las sales y saliendo a la ventana a tomar el aire por lo de Milei. No entienden cómo se puede hacer un hueco entre los votantes un tipo que está a todas luces como las maracas de Machín.
Eso nos encanta a los españoles, hablar de otros países como si estuvieran locos pues así parecemos más cuerdos. Los locos siempre son los demás. Cómo es posible que la gente vote a un populista que habla con su perro que lleva una motosierra y habla de la casta, que quiere terminar con la moneda y habla de la casta. Si le cambias la motosierra por una guillotina y el flequillo por una coleta, España no conoce a Milei, pero le quiere sonar.