Hoy traigo que ha anochecido sobre la fiscalía general del Estado con la dulzura del verano que se viene. Yo a Álvaro García Ortiz siempre me lo imagino de hippie con una guitarrita cantando algo de Atahualpa Yupanki. El sanchismo y el yolandismo tienen ese punto melódico como de los Pecos.
Hoy no fue un buen día para su Señoría. Un juez investigará la filtración por parte de la fiscalía de información que tuvo con la fiscalía el abogado del novio de Ayuso. A esto de que investigaran a la fiscalía se oponía mucho la Fiscalía, no se crean. Porque la fiscalía de mi Españita es particular y cuando llueve se moja como los demás.
De este asunto asumió la responsabilidad de García Ortiz, que de quién depende. Los que mandan en la fiscalía los pone el fiscal general del Estado y al fiscal general, el presidente de España. Digo que no es un buen día allí porque la Sala Tercera del Supremo ha anulado el nombramiento de Dolores Delgado como fiscal de sala de memoria democrática. No entiendo, a ver por qué, si su pareja Baltasar Garzón se encarga laboralmente de temas de memoria democrática. También le anularon el anterior nombramiento.
García Ortiz había intentado que ella fuera Fiscal de Sala, que es como ser figura del toreo de la fiscalía, porque apreciaron desviación del poder. No quiero decir que le estuviera devolviendo un favor, eh, pero el hecho es que fue Dolores Delgado la que nombró a García Ortiz como Fiscal Jefe de la Secretaría Técnica. Ella lo nombró a él antes que él a ella, pues ella era la anterior fiscal general del Estado y antes, era ministra de Justicia del Gobierno de Sánchez. No se ponga suspicaz: aquí todo tiene una explicación.