Hoy traigo las notas del 15 de julio, goles, intento de magnicidio y resacón de los sanfermines. Hoy es el día más triste del año, padre de todos los lunes. Recuerdo a aquel Miura Chirrino, señor del caos, adelantándose por la Cuesta de Santo Domingo como un cometa. Me parece que fue ayer. Es que era ayer.
Estábamos esperando al encierro cuando nos enteramos de que a Trump le pegaron un disparo en la oreja y uno que estaba leyendo la crónica taurina dijo: “Trump, una oreja”. Viendo las reacciones, hay gente frustrada porque no acertara la bala como cuando pega el balón en el palo y hacen ¡Uy!
Se han aparecido todas las teorías de la conspiración. Manolo cree que una bala de ese calibre a esa velocidad hubiera dejado en la oreja republicana un destrozo y una quemazón que no están y escribe tuits demostrando que es un montaje. Manolo es agente de seguros, ha cogido un arma en la feria tirándole a los palillos.
Pero si está atento a todo flipado la vida le concede la oportunidad de que brille su flipadura y hoy es el día internacional de los flipados. Cómo disfruto viéndolos, ¿no son bellos?
La victoria de España en la Eurocopa es de esas cosas que ponen a prueba todos los complejos de los españoles. En la izquierda están muy contentos porque creen que la victoria de España es un poco contra España. Yo no veo a la gente muy ofendida. Metieron goles unos menas. Unai Simón es hijo de un guardia civil que querían matar en el País Vasco, pero ese dato no aparece.
Si el gol de Williams desmonta el problema migratorio, ¿lo de Unai Simón no debería desmontar el pacto con Bildu? Ha marcado el negro, celebran, porque al ser negro, e hijo de inmigrantes, les sirve. Si fueran de cuarta generación de Burgos, no les haría tanta gracia.
