Hoy traigo al ministro Óscar Puente en lo de Alsina diciendo que una persona de su equipo trabaja leyendo las columnas para detectar que le insultan. Yo creía que el que insultaba era él. Igual es que Puente, Jonah Lomu de Pucela, ha alumbrado una nueva forma de político que es la del matón llorón. De maneras muy chabacanas, se queja mucho si no obtiene del ciudadano un trato exquisito. El insulto siempre está mal, pero peor en el poderoso, pues no es lo mismo la mala educación de abajo arriba que de arriba a abajo, pues de arriba a abajo coge como velocidad.
Nada es gratis en esta vida. La cosa es que Sánchez paga para que una tuitera de Moncloa le dijera que está guapo y Puente paga a uno para que no le digan feo. España es un espejito con rotondas y procesiones.
Escribo para que me lea un tipo, será tipa o tipe del Ministerio de Transportes timpanillo avizor por lo que diga de Oscar Puente. Funcionario de transportes, vigilante de columnistas, ¿estás ahí? Dime: ¿quién eres? ¿Era este el trabajo con el que soñaste ele e servir a tu país escuchando si al ministro le dicen feo? Dime, tú o ves guapo? Como uno de esos tipos que anuncian lencería. ¿Y tú? ¿Qué me dices de ti, te gustan los gatos? ¿Eres Monrantista? ¿Aplaudes en los atardeceres? ¿Ayer cenaste pescado? ¿Eres más de Morante, de Ortega o de Aguado? Si te digo la verdad, te siento así tan cerca al otro lado del micrófono, cómo palpita tu atención, tu desvelo, la luz encendida en la ventana del ministerio de tu ministro asediado por esos columnistas que pagamos tu sueldo para que nos leas, yo creía que funcionaba al revés.