Hoy traigo esta noche de fresquito y pegada de carteles. Si le digo que ya ha empezado la campaña, usted me dirá: ¿Y lo de antes qué era? Un amigo mío que siempre estaba tieso, cuando le dijeron que venía la crisis, preguntó que lo de antes cómo se llamaba. Oye, y antes, ¿Bildu cómo se llamaba? Andamos a vueltas con el lío que se ha montado porque llevan 44 condenados por terrorismo, siete de ellos asesinos, en sus listas a las elecciones.
Irene Montero cree que hay que respetar la decisión del partido, y se viene el PSOE con la cosa de que queríamos que dejaran de matar e hicieran política y ahora que hacen política, ya estamos quejándonos. Es que somos unos tiquismiquis. Yo quiero advertir que la izquierda abertzale ya estaba en política cuando mataba. No es que sean lo mismo, es que son los mismos.
Es que dejaron de matar. Hombre, pues muchas gracias. Quieren que los abracemos o algo. Detecto aquí esta categoría honorable de ex asesino, que por cierto solo se puede aplicar al asesino. A mí no me pueden querer por dejar de matar porque no mato. Por aquí viene el intento de que la izquierda abertzale parezca otra diferente, desprovista de pasado, amnésica, una que no se puede relacionar de ninguna manera con un movimiento que dejó cientos de muertos con 300 crímenes sin resolver. Ahora estamos en otro tiempo, sobre todo porque el Gobierno de un partido constitucionalista, de un partido que pagó con mucha sangre la defensa de sus principios, ahora ha pactado su supervivencia con los tipos que los mataban. En eso también han cambiado las cosas.