Hoy traigo que esperábamos el otoño y lo que llegó fue la guerra con su aparatosa sede fuego, de tristezas y de agujeros de bala en los cristales y el alba de Luis Eduardo Aute. Lo peor del terrorismo son los muertos y, justo después, las justificaciones. Mientras los terroristas de Hamás Yolanda Díaz pidió a la comunidad para poner fin a la ocupación israelí. El exjemad Julio Rodríguez hablaba de las justificaciones de las operaciones militares un poco con la retórica aquella de los zutabes cuando ETA contextualizaba el sufrimiento de los civiles cuando volaban supermercados.
A la izquierda española le puede más el odio a Israel que a todo lo demás. Luego en Podemos no es que lo financiara Irán, pero se los pasaban cerca. Así que los que contextualizan los ataques de un grupo terrorista financiado por Irán se hicieron famosos en una televisión iraní. Tiene que ser una casualidad, pero si el día de un atentado, no te pones del lado de la víctima, es que estás del lado de los verdugos.
No se aparecen por aquí la igualdad, el feminismo de mujeres muertas por ser mujeres y por bailar, por ser judías, no hay manifestaciones para las mujeres que violaban delante de los cadáveres de sus compañeros maniatados y que paseaban, muertas y desmadejadas en una pickup. Esto de profanar cuerpos de occidentales por violar las leyes de Dios no debe entrar en la categoría de violencia de género, no será porque son judías israelíes, no será que se lo merecían, un poco. Para las muertas de Skerot no hay metoo, ni de acabó, ni aparece la manada. A las secuestradas y muertas del festival de música tecno les hubiera gustado volver a casa, solas, borrachas o de la manera que sea. Con haber llegado vivas.