Hoy traigo mi Españita del orgullo y del calorazo, mapa de temperaturas amoratado. Madrid climática de asfalto que reverbera. La gente le dice a la gente: BEBE AGUA, como si la gente fuera tonta. Dicen en Sumar que en Madrid no hay refugios climáticos, se supone que sale la gente a la Castellana con escafandra como de tomar muestras en la boca de un volcán de Polinesia. Lo cierto es todo son carrozas, runners y gente jugando a tenis. O son fascistas cara al sol de la tarde, o de Écija. O es que no es para tanto. La izquierda habla mucho del calor ahora porque al fin alguien tiene culpa del calor.
Hoy ha estado Feijóo en El Hormiguero y han salido los pedretes en tromba a celebrar la paliza que le dio Sánchez a Pablo Motos. Tengo el Twitter que parece el mitin de Dos hermanas. El sanchismo -perdón- celebra sus penurias y en las encuestas que le dan victoria al PP han sacado sándwiches de nocilla y colgado una piñata. O es que Sánchez ya le cae bien a la gente, o se han hecho de derechas hasta las hormigas.
Celebran con farolillos lo de Bildu, lo del Sáhara, las rectificaciones y otras cosas, porque la política es un asunto de conciencia en el que cada uno navega como puede. Que se lo digan a Guardiola, viento del sur de la dehesa, como de galerna de sombrillas volando. Dejarse de exigencias éticas, los pedrettes y los demás tenemos que dormir ocho horas como todo el mundo. A ver quién pega ojo, con el calor que hace.
