Notas del 8 de septiembre. El chico de Malasaña dice ahora que le escribieron "maricón" con un cuchillo de manera consentida. Para que digan que no mola Madrid, puedes vivir sin encontrarte con tu ex y hacerte grabar a cuchillo palabritas en el traserillo. Mi abrazo a todos los que les pegaron por maricón de verdad, pero media clase política ha quedado como Marlasca en Almagro.
Conocí a uno que agarró una tajada como un mulo y se marcó el culo con un hierro de herrar toros. Marcarse la piel es escribir en el papel de la eternidad. Hay gente que se ha tatuado los nombres de los vocales del CGPJ pensando que así serían para siempre.
El presidente del Gobierno dice que no tiene que llamar al jefe de la oposición para que cumpla con la Carta Magna. ¿Y por qué no una mesa de negociación bilateral? Un paseo por el jardín de Moncloa, la fuente de Guiomar al atardecer, la ampliación de El Prat y el heladito en el club náutico de la laguna de la Tía Ricarda.
Sánchez ha dicho que por no renovar el CGPJ, Pablo Casado es un insumisión constitucional. ¡Oh Kasado con K!, se tira al monte y al pádel, casi el Cojo Manteca de Palencia. También de Ayuso decían despectivamente que llevaba el Twitter del perro de Esperanza Aguirre y se convirtió en un híbrido entre Lara Croft y Agustina de Aragón. Porque su pedridad tiene la habilidad de convertir a los dirigentes de la derecha, de natural tan aburridos y obedientes, en héroes de la resistencia de sus votantes. El no sanchismo es ahora una opción silvestre y "farouche", hay gente que va a misa como si fuera a las barricadas.
