Traigo las notas del 16 de diciembre, cuatro grados de temperatura del agua en Terranova, cinco metros de ola y fuerza siete de viento. De los naufragios que conocí, recuerdo a una viuda que llevaba en el móvil la nana que había grabado su marido marinero para que se la pusiera al bebé. Hoy reniego del mar cristalino de atardeceres naranjas y azules, olor a nivea y niño con cubito y pala. Hoy te reconozco y se quien eres, monstruo gris de las tormentas y de blancura coronado, yo te maldigo.
En el otro lado del mundo, tan seco, tan quieto, tan cerca y tan lejos del cálculo de lo que pesa en el agua la ropa de abrigo, hay fiesta de carnaval en el colegio de los niños. El atasquito ya parece el sambódromo del Marqués de Sapucaí de Río de Janeiro con chulapas.
Esta mañana es una de mis preferidas. Por la acera se agolpan el bombero, Ceopatra, el zombie, la animadora y Paloma que va de Rapunzel con su sartén. No sabía que Rapunzel llevaba una sartén. Fríete un huevito, Rapunzel. Toda España está deeply concerned con lo de la extrema derecha. Aznar se ha aparecido de moderado centrista en el círculo ecuestre de Barcelona pero sin caballo.
En Génova ponen un circo y les crecen los expresidentes. Aznar primero de Pucela viene a decir que no le gustaría ver a Le pen en el Gobierno del PP. Del Ppen. Malueco hablando del Gobierno sin ataduras me sigue recordando al alcalde de la película ‘Tiburón’.
Para meterse con Casado y sus alianzas con Vox solo falta Arnaldo Otegi dando lecciones de democracia y de sentido de Estado, de Estado Español, claro y uno pensará qué huevos tienes, Arnaldo. En España ya teníamos una sartén, solo nos faltaba el cazo.