Notas del 14 de diciembre, notas de primavera a las puertas de Navidad en Doña Manolita han vendido todos los décimos ocho días antes del Sorteo de Navidad. Han roto el stock la esperanza y los semiconductores. Ya andan merodeando los matemáticos de la desilusión. Hacen su agosto los aguafiestas y los cenizos los gafes, pero aquí estamos, comprando lotería al sol de la mañana del fin del mundo.
El destino es generoso en pandemias y riadas. Al presidente del Gobierno le han regalado en Aragón unas botas para mancharse de barro. ¿Más barro todavía? Los gobernantes se ponen perdidos en las catástrofes. Si visitan a los afectados, les acusan de montar el número y si no, de desatender al ciudadano.
No veía el momento de escribir de los ríos, corriente natural de agua, mayor que el arroyo, menor que el océano, líneas azules en los mapas, basurilla entre las ramas, cenizas de muertos del Gánges, la luna sobre el Amazonas, Hemingway en el Irati. Capazo de Moisés, piraguas, patos, cocodrilos, y cena en el bateau mouche, libélula gigante.
Remanso, catarata y garaje inundado, picnic en la orilla, pozo, molino y remolino, crecida del caudal en río traicionero, sanchista y refranero. Había un dicho de las putas de Toro y las Truchas del Duero y este que se ha hecho tan cierto: “Ega Arga y Aragón, hacen al Ebro varón”. España viene caudalosa en desdichas y mal fario pero todas las vidas van a dar al mar. Borges escribió que Heráclito “no tiene tiene ayer ni ahora”. Nadie se baña dos veces en el mismo Sánchez.