Notas del 16 de diciembre, sexta ola y nuevas palabrillas de la RAE: poliamor, hisopo, nasobuco y nueva normalidad. Lo nuevo parece cada vez más viejo. Yo veo al futuro repetir el pasado. Se ha ido del Gobierno Manuel Castells, menuda novedad. El mejor perfil de Castells lo escribió Luis Miguel Fuentes y lo situaba como la cuota catalana, la cuota de Colau, la cuota de lamparón de la tostada, un profesor de Harry Potter filoindepe, abuhardillado, de calcetín al revés, gorro de dormir y palomar de libros, lechuzas y peines que le atacan. Un sabio de bañera. Se decía de él que era un tipo único y ahora han puesto a otro igual en posmoderno. Si se va por motivos de salud, espero que se recupere pronto.
Manuel Castells dijo que el mundo se terminaba y aquí seguimos, claro, porque el Gobierno no cumple ni con el apocalipsis.
Vamos a morir todos, pero todavía no. De momento, vamos pasando una vergüenza horrorosa. Por ejemplo, cuando Vox le puso de tapadillo a los de Bildu el himno de la Policía Nacional. A mí estas cosas en el congreso me dan alepori, aunque tiene su punto que la nueva canción protesta sean el 'Que viva España' de Manolo Escobar y el himno de la Guardia Civil. Echenique ha dicho que mucho jiji y mucho jajá con el troleo de Vox, pero que en Sajonia han desarticulado un grupo terrorista que quería matar al primer ministro. Es decir, que el himno de la Policía significa que quieren matar a Sánchez pero cuando Pablo Hasel pedía que pusieran una bomba en el coche de Patxi López, era libertad de creación artística.
El arte debe sorprender, pero no tanto. Mertxe Aizpurua no sabía qué música era esa que estaba sonando. La única marcha militar que se sabe Aizpurua es el Eusko Gudariak.
