En el cuaderno, traigo que a Teresa Rodríguez, la han sacado del grupo parlamentario mientras estaba de baja por maternidad. Irene Montero ha justificado que una está de permiso, pero que la política no para. La política no para, mona, le ha faltado decir a Irene Montero, presidente de la patronal.
No es que Podemos haya sucumbido a la realidad de la política en la defensa de la mujer; es que ha pasado del 8M a expulsar del grupo parlamentario a diputadas recién paridas. Podemos era el partido del amor y ahora parece una pelea de monos.
La expulsada les ha venido a decir que como manda el dicho, esto es Cádiz, y aquí hay que mamar. Oh, Teresa Rodríguez, Rosalía de verdad, diosa Astarté de la nueva izquierda gaditana. Yo no sé si el rosa de los juguetes sexualiza a las niñas, pero he visto mujeres como ella, deidades descaradas del Cádiz fenicio. Manejan los engranajes de los atardeceres y bajan a comprar al alimentación La Viña. Tienen la piel cubierta de sal y los feminismos bien puestos.
España está llena de esas mujeres a las que dijeron que la vida no esperaba, como si la vida fuera un autobús. Hasta yo estoy casado con una de ellas. Le dieron la noticia y se aguantó las ganas de volcarle la mesa al jefe. Después llegó a casa para la toma de media mañana y para la llorera y la vida no es que se parara, es que se hizo más grande. Otras dos vidas vinieron. Porque con las bombas que tiran los fanfarrones, se hacen las gaditanas los tirabuzones y los biberones de Candela, también se los hacen.