EN LA BRÚJULA

El cuaderno de Chapu: "Que vivan el jamón y los que lo comen"

El cuaderno de Chapu con las notas que ha apuntado del día.

ondacero.es

Madrid |

En mi cuaderno he apuntado que por las escaleras mecánicas del centro comercial va un hombre que porta un jamón como una cruz inversa. Lo miran los niños que, los envidiosos, y los dependientes que se parecen todos a Fernández Mañueco. Me digo: si hay un tipo que acaba de comprar un buen jamón es que está todo bien en el mundo.

Hoy todo mi cuaderno lo ocupa un jamón con sus goterones de grasa, la piel acartonada, esa pezuña negra en era mejor de los casos. Un jamón es tan necesario: es un arma cargada de futuro, tanto o más que la poesía según Celaya.

Pienso en ese hombre acaso llegando a su casa y enseñando su tesoro por sorpresa –“¡Mirad lo que traigo!”-, y recuerdo a los que no han tenido jamón que son, ay, los que no han tenido nada.

El jamón es escaso por eso hay que alegrarse del que lo lleva y pegarle ovaciones conforme pasa. Decirle: ole. Yo lo defenderé contra los envidiosos, los animalistas, los dietistas, el nutriscore de Garzón y todos sus enemigos que son, desde este momento, también los míos. Quieren que no matemos cerdos, pero sobre todo no quieren que lo pasemos bien.

El oro graso, lo llaman -yo al oro no le veo más interés que el de poder comprarte un jamón-. Terminará acuchillado lo peor, abandonado, seco y amarillo, lejano y tétrico como el viejo cadáver que encontraron en el glaciar. Dios no lo quiera.

Hay que darle vida, decimos, aunque la vida nos la esté dando él a nosotros. ¡Hay que comerlo, hay que comerlo!, nos decimos, y en ese momento, el deber se da la mano con el placer como pocas veces sucede. Que vivan el jamón y los que lo comen.