Traigo apuntado este miércoles de domingo y el revuelo de bombarderos en el cielo de Madrid. Como dice Ricardo Calleja, esta es una Hispanidad excéntrica que vive saliéndose de ella, que no pone a España en el centro. Celebramos que un italiano descubrió unas tierras que ya no son España.
Pero somos así y quiero felicitar el Día de España a los de la bandera, a los que pitan a Sánchez, los que le aplauden y los que pasan de todo. A los niños que señalan el cielo y dicen: Mamá, avión. A los que ponen combustible en los aviones y a los soldados y a los almirantes de la flota, a la legión y a los porteros que barren los portales y que se llaman todos manolo. A lo riders que te traen la hamburguesa en la motillo y a los que venden almohadillas en Las Ventas. A los chavales que van por la calle con el altavoz. A los agricultores sin márgenes, a los pescadores sin caladero, a los ejecutivos sin tiempo y a las madres de familia sin casa. A los sinvergüenzas. A los del fachaleco y a los de la batucada. A los que gritan Vivaspaña y a los que aman su patria en silencio.
Y a los que queman banderas y a los que derriban estatuas de Colón. A los del Nada que celebrar también les digo Feliz Fiesta Nacional, pues lo siento mucho por ellos, pero renegar de España es una manera de ser profundamente español.
Quiero dedicar este día de la Hispanidad a todos los que reniegan de este país y decirles que los llevo en el corazón pues odiando a esta nación forman parte de ella.