Hoy traigo apuntado que hacen su agosto los silbadores de capilla ardiente y las fábricas de verificadores. Es el regalo preferido de las cartas de los niños. En las jugueterías se está terminando el verificador de las Farc y de la ETA.
Sánchez, cómo regatea, se quita el balón a sí mismo, ha dicho en la Ser, que qué hay de malo en negociar en Suiza si Aznar negoció con ETA en Suiza. Yo ya no sé quién es ETA aquí. Yo creo que si Junts por negociadores de bandas terroristas y Junts no se considera terrorista es que los terroristas somos nosotros. Aunque si Sánchez dice que Aznar negoció con ETA y por eso él negocia con Junts, hay que reconocerle el que reconocerle a Sánchez el valor de pedirle el Gobierno a ETA.
Sánchez va justificando un poco a lo Panenka, y regatea y regatea y ya no sabe dónde está la portería. Regatea más que Onésimo, jugador del Valladolid, como Concha Velasco, que se ha muerto, como sabemos. De su capilla ardiente, Marisa Paredes quiso echar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, ah, Marisa, árbitro de tanatorios, cancerbero de funerales. La conocí un día en los toros. Sonaba la Chica Yeyé en Pamplona ahora que se nos ha muerto Concha Velasco y la chica. Yo era un chaval, ella iba de incógnito con un gorro de flores. Teníamos los dos un resacón que no veas y en la merienda le di a probar de un plato de sangre con tomate que le cayó muy bien. Ahora me da pena verla, encasillada en el papel de loca de los gatos ideológicos. Si te digo la verdad, Marisa, yo también estoy echado a perder.