Hoy traigo las notas del 26 de abril, año I después del rabo de Morante en Sevilla. España está rara, ñoña, tensa, peligrosa y entre paréntesis después de la carta de Sánchez a los tuiteros.
No sé qué hará Sánchez en este momento. Le mando un saludo por si nos esta escuchando: No me mires así; cada día este programa escucha más gente. Unas veces me lo imagino encerrado en la habitación como el chiste del que no quería ir al colegio y decía su madre que tenia que ir porque era el director. Otras veces me lo imagino muerto de risa delante de la tele.
Como en este papis se entierra muy bien, Sánchez se montó un entierro en diferido y hay gente de luto preventivo. Los partidarios se han puesto a defender al presidente cada uno a su manera y todos intentan hacerle llegar su duelo particular. Esto da lugar a situaciones curiosas. Pedro Almodóvar ha suspendido el rodaje de su película hasta que Sánchez se decida. Y si decide irse, ¿se ira también Almodóvar? Menuda película. Lo que no tolero del artículo de Almodóvar es que diga que cuando se entero de lo de Sanchez, lloró como un niño. A ver, que nuestro director de cine de mi Españita no puede decir “lloré como un niño”. Es que esa imagen se carga el guión totalmente.
Digo que Sánchez ha sumido a los suyos en un duelo emocional, arrebatado, obsceno, no sé, un rollo norcoreano que asusta. En las próximas horas veremos en las calles protestas a favor del Gobierno. Hay dos tipos de países: en los que se protesta contra el gobierno, y los que se protesta a favor. Me gustaría que mi Españita estuviera entre los primeros.