Traigo apuntado que si Tamames fue candidato a la presidencia del Gobierno por Vox, a ver porqué Ana Obregón no iba a ser madre por gestación subrogada a los 68. Estábamos preparados para verla en silla de ruedas. La sorpresa es que llevara un recién nacido en brazos.
Todo acto de amor, y este es uno de ellos, tiene algo de locura, pero qué es este delirio. Doña Ana abandona el hospital en la silla de las madres sin parir. Uno ahí se pregunta cómo salió del hospital la otra madre, si a pie o en silla. En todo caso salió sin niño.
Ser madre en la edad en la que uno está para darles caramelos a los nietos. El tiempo los acecha como una manada de lobos. El tiempo es el mayor asesino, los separará algún día pero Ana Obregón sobrevivió a su hijo y ahora, con suerte, su hijo le sobrevivirá a ella. Hay familias que estando toda una vida juntas no se miran a la cara y otras que en tres años se quieren lo que no se ha querido nadie.
Gestación subrogada es al vientre de alquiler lo que el amor subvencionado a la prostitución. Luego están las comparaciones, a ver si en este país al mismo tiempo va a estar bien visto pagar para que otra mujer te entregue su hijo habiendo tanto hermano y muy mal comprarse un pastor alemán habiendo perros abandonados.
Por aquí viene lo del altruismo, como si las mujeres gestaran un bebé por el amor al arte. Me recuerda a cuando se vendía por internet por quinientos euros, un boli Bic y dos entradas para José Tomás. No es lo mismo, pero se le parece.