Traigo que el secretario de Estado Anthony Blinken ha suspendido su visita a Pekín porque ha sobrevolado una base de misiles de Montana un gigantesco globo espía aerostático y meteorológico. Oh gigantesco globo espía, tan grande, tan blanco, tan aerostático, tan lacio, me caes bastante mal. Llegas probablemente empujado por el viento como llegan todas las desgracias.
Sobrevuelan los Estados Unidos globos espías y a España la sobrevuelan las gafas de Ramón Tamames de candidato de la moción de censura de Vox a Pedro Sánchez. Tamames, antes era comunista y ahora es tamamista y de ahí a candidato de Vox. Es un candidato como emérito. Hay una españa que está harta de candidatos jóvenes hormonados y pretenden un presidente que se siente a contemplar el atardecer. Lo que mas me gusta siempre de Tamames fueron sus gafas y cuando me habla Tamames, solo puedo pensar en las gafas de Tamames encuadrando los ojos de Tamames.
Esas gafas tú las ves por Madrid desde lejos y vas andando por Velázquez y dices: por ahí va Ramón Tamames, y entras a un restaurante y dices, en esa mesa está Tamames con sus gafas de Tamames. Estamos a un titular de hablar del Tamamesgate y el Globogate. Resulta absurda la nomenclatura de escándalos que consiste en ponerle el sufijo Gate a cualquier cosa, como si fuera sinónimo de asunto. El Watergate solo era el nombre de un hotel. Otras fórmulas que son más elocuentes. Pudiendo llamar al escándalo del policía amatoriamente infiltrado entre las independentistas radicales como “El poligate”, convendrás conmigo en que queda mejor el Caso Robocop.