De dimisiones y pinares en llamas. A las dos Españas habrá que añadirle esta en llamas. Ha visitado las zonas devastadas de Monfragüe el presidente del Gobierno, que algo sabe de tierra quemada. Aparece en vaqueros, de brazos cruzados sobre las cenizas, enfadado porque se ha quemado el monte, con su manguera política.
Políticos en fotos de catástrofes. Me estoy acordando de la de Adriana Lastra con Simancas con los de Bildu en el Congreso diciembre de 2019. Lastra y Simancas con cara de tanatorio y los de Bildu echando unas risas como si estuvieran en una txozna de las fiestas de Elantxobe. Hoy he vuelto a esa foto, yo creo que Lastra estaba viendo la fantasma de sí misma. El PSOE que ni iba a dormir con Podemos, cómo pactaba con Bildu la reforma laboral, si Arnaldo Otegi era Nelson Mandela y lo que vino después en las urnas que ya se sabe lo que pasó.
Hasta la dimisión de esta mañana, con la que Sánchez suelta Lastra. Es curioso que los mayores defensores de Sánchez terminan siendo sus víctimas más propicias. Desde hoy, Lastra se inscribe junto a José Luis Ábalos en el Partenón de los cadáveres literarios del Pedrismo. Cómo me gustaba con su chupa, su daga y su bronca siempre con eco festivo de charanga en la orilla del descenso del Sella. Adriana, diosa celta del sanchismo, siempre hablaba con un cariño distante de amor de veranillo como si te estuviera dejando y finalmente nos ha dejado. Dimite porque necesita descansar durante su embarazo ella y los demás, un poco también.