Traigo las notas del 28 de abril, el Gobierno ha aprobado gracias a Bildu el paquete -y qué paquete- de medidas de respuesta a la Guerra de Ucrania. Por la moqueta del Congreso va la sonrisa de Mertxe Aizpurua flotando en no sé qué danza ideal y delicada, y aquí hace el plié y aquí el arabesque y se mueve flotando, como una de esas bailarinas que salen en el vídeo del Danubio Azul en la retransmisión del Concierto de Año Nuevo en Televisión Española. Mertxe Aipurua es un cisne. Es Maya Plisétskaya.
Esta noche en el gran teatro del sanchismo se representa una obra en la que el PP es el peligroso enemigo de la democracia y la izquierda abertzale, que lideró un movimiento terrorista con 800 muertos, los garantes de la paz.
Una de mis partes preferidas del asunto de Pegasus no es que los servicios escucharan a los líderes de partidos que vulneraran la Constitución, es que al mismo tiempo, Sánchez pidiera el Gobierno a esos partidos.
Podemos darle las vueltas que queramos a las tácticas de Moncloa pero el pedrisco repite el mismo argumento. Cualquier concesión a la derecha a cambio de su apoyo resulta intolerable, pero, a cambio de convalidar un decreto, se mete en la Comisión de Secretos Oficiales a un partido que dirige el último jefe de ETA. Porque es la voluntad del Pueblo, ya me acuerdo aquella noche en Ferraz cómo pedía la militancia: “Con Rivera no, con Bildu, con Bildu en la Comisión de Secretos Oficiales…”
