Hoy traigo las notas del día de los inocentes y otros condenados. La broma parecía bastante seria. El PSN le quitó la alcaldía de Pamplona a UPN y se la entregó a Bildu en pos de la concordia, la memoria histórica, la convivencia y el sanchismo.
Pamplona vivía un Sanfermín inverso, en lugar de fiesta, en la plaza del Ayuntamiento a poco no se dan de hostias. Estas cosas se hacen en favor de la convivencia.
Parecían las doce el Deseado salió al balcón con el bastón de mando, aclamado y algo rosa, sería por el frío, no por el sonrojo, y parecía un olentzero sin boina y con anexión de Navarra al País Vasco. Lo animaban desde la plaza los suyos con banderas en mástiles altos como si jalearan a Marino Lejarreta en la subida al Ventoux. Parecía un txupinazo sin australianas y sin calor, pañuelico ni arrimones en aquel sitio que era epicentro de la fiesta en julio y que ahora lo era de polarización que en euskera se dice polarizazioa. Es extraño cómo en un mismo sitio se pueden dar besos y amenazas dependiendo del día. Para anidar, la vergüenza y el desconcierto se escondieron al otro lado del año de los sanfermines y parecía invierno y prendía la escarcha en las costuras de la memoria de un pueblo.
Casi no se puede decir esto, porque lo consideran un ataque verbal los que organizan ongietorrris a los asesinos con bengalas y acordeón de trikitrixa.
Como el terrorismo ya no es terrorismo y los terrorirstas son héroes de la paz, ahora somos los terroristas todos los demás. El que había organizado la manifestación lo detuvieron por pertenencia, pero no les vayamos a decir filoetarras.
