Traigo unas notas para ti, querido amigo que felicitas las “fiestas”, “las saturnales”, “las vacaciones”, “estos días” o cualquiera de las elipsis que utilizan los que felicitan la Navidad sin querer felicitar la Navidad, ese engaño. Permíteme, querido amigo, que yo también le vea el truco a esta oposición a la Navidad desde la izquierda. Si te digo la verdad, no encuentro nada que represente mejor los ideales zurdos que hecho de que el rey de los hombres eligiera venir al mundo en una familia de emigrantes en un sucio portal lleno de bestias y no un hotel de cinco estrellas.
Pero bueno, te queremos, gozoso y satisfecho en la felicidad que encuentras en vivir las navidades sin navidades como cuando alcanzas no sé qué victoria en cocinar bacon sin bacon. Y nos descubres a los demás, pobres borregos, que Jesús no nació el 25 de diciembre, que la Navidad transformó un rito pagano, que tres Reyes magos ni eran tres, ni eran reyes, ni eran magos. Amigo saturnalistadestapas antes que nadie las incongruencias del relato de la Navidad (o como quieras llamarle) que nos hemos tragado los occidentales y los católicos, ya sabes, gentes tan naif.
Sabes que los vikingos ya estuvieron antes en esta parte y en otra parte, también. No dudes en contarnos el día en que llegues a la conclusión de que Cristo era vikingo pues esa Nochebuena será mejor aún gracias a ti y a tus adorables matices. Porque al fin al cabo, eres uno más, uno solo en compañía de tantos que, ¿sabes? estamos dispuestos a aceptarte, a quererte, a soportarte una noche más, a celebrarte como eres en lo que llamas “estos días” y, sobre todo, a desearte que tengas una muy feliz Navidad.
