Traigo que al fin ha suspendido España sus vuelos con el Reino Unido. La nueva variante es más rápida, más contagiosa... Para entrar en pánico solo hacía falta que saliera Fernando Simón a tranquilizarnos.
Vamos a la Nochebuena de discurso del Rey cómo lo quiere señora, con alusiones o sin alusiones a Don Juan Carlos. Está la gente pendiente de esto porque según Eduardo Gavín, mi Españita siempre está tradicionalmente a otra cosa.
Tenemos el discurso del Rey y el El discursito de Pablo Iglesias en Youtube, sobre qué va a ser, sobre la República. Da la sensación de que Iglesias cada vez grita más y cada vez le escuchan menos. España es una monarquía republicana y la de Iglesias, una república monárquica con su ministra consorte, su zarzuelita de Galapagar, su palacio real con calefacción de pellets y azúcar servido directamente del paquete, y por supuesto, la tinaja de la piscina, el cortacésped de gala y el lema de su revolución: ‘Liberté, Egalité, Chalé’.
Iglesias -¡monarca de trampolín de Galapagarato!- habla como si tuviera la nación rendidita y así le dice lo que va a pasar: la gente va a hablar de la república. Algunos como no hablen solos, a ver con quién. No vamos a hablar del covid, de lo que perdimos, de lo que añoramos y de lo que echamos de menos a los que no están, no. Vamos a hablar de la República, dice Iglesias, y pide que no tengamos miedo. Miedo, dice, con la que está cayendo.