El cuaderno de Chapu: "Echamos de menos a ETA"
Se cumplen nueve años desde que ETA cesó su actividad violenta. Pero ETA sigue más vivo de lo que mucha gente cree.
Traigo que han pasado nueve años desde que ETA cesó su actividad violenta. ETA no se terminó porque ETA no se termina nunca porque el aullido siempre aulla. ETA habita en los marcos de las fotos de los muertos y en el marco mental de esa cosa de que aquello que pasó, pasó, qué importa quién, qué importa cómo. La mitad de los Españoles no saben quién fue Miguel Ángel Blanco.
Hay otra memoria en la que ETA sigue matando. En el recuerdo siguen cayendo los mismos heridos, sigue sonando sonando la ráfaga de ametralladora al otro lado del Boulevard, el rugido de la onda expansiva y el ruido del puño en la cara. Sigue ahí la pintada en el rocío de la luna del coche, y el dedo pulgar que aún se desliza de oreja a oreja. Sigue ahí el que miró para otro lado, el asesino convertido en héroe, las conveniencias, los nuevos hombres de paz, las justificaciones y esa acusación de que los que estaban frente a ETA, vivían mejor con ETA. De que echamos de menos a ETA, vaya.
Siguen ahí viudas, madres y exiliados y la memoria chamuscada. ETA dejó de matar y todo lo demás está ahí, intacto, con sus razones y su escenario. En cada pueblo hay una acera sobre la que todavía se cruzan dos tipos y de pronto comprenden que uno hubiera apretado el gatillo y el otro hubiera recibido la bala. Hay gente que todavía mira como si fuera a disparar y otros que disparan con la mente, pero esto ya ha acabado, dicen. Dicen que fue hace mucho.